Así lucía mi vecinito esta noche (bueno, más feo)
Dos cosas hay en la vida, dos, que consiguen agriarme el carácter intensamente y me dominan con la tozudez de la peor adicción: una es el hambre y la otra es el sueño. Y hoy tengo sueño, mucho sueño, así que estoy que no me aguanto ni a mí misma. Y es que he pasado lo que se llama una "noche toledana".Cuando me acosté, después de ver la rallada experimental de Quadrophenia en La 2, era una hora decente para conseguir el descanso nocturno necesario, pero ¡ay de mí!, a eso de las 4 de la madrugada me despertó la música del vecino.Estaba altísima, y tras varios esfuerzos por volver a dormirme a pesar de ella, decidí abandonar la protección de la cama y me puse una sudadera para salir al portal, a investigar quien era el ruidoso.
Como sospechaba por otras veces, las ondas sonoras provenían del piso de abajo. La fiesta era en el 1ºD. Llamécon insistencia porque no abría puerta. Salió un tío de mi edad (aunque mucho peorconservado), pelo largo en coleta y con cara de fumao. La viva imagen de 'El Nota'. Indignada, con los brazos en jarras, y los ojos desencajados por la furia, le dije que no eranhoras de tener la música a ese volumen, que me había despertado al niño -aunque eso era mentira- y queno era la primera vez que perturbaba mi sueño. 'El Nota' se limitó a mirarme, impertérrito, y a echar humo. Presa de la impotencia y del bochorno, regresé a mi casa.
De nuevo en la cama y constatando que el tipo había hecho caso omiso a mi queja -hasta escuchaba nítidas sus carcajadas de sorna- alimenté el insomnio urdiendo terribles venganzas de estilo mafioso al ritmo de su estridente banda sonora. La mayor parte de los temas eran éxitos de la Edad Dorada del Pop Español, y el capullo de mi vecino se desgañitaba cantando los estribillos, destrozando las canciones emblemáticas de Radio Futura. De vez en cuando irrumpía algún anuncio a toda caña... ¡el muy cutre estaba usando la versión gratuita de Spotify como si fuera el Sing Star!
Harta de todo, y segregando bilis de pura rabia, a las 5.30, llamé a la policía. Era la primera vez que lo hacía y tuve que consultar el número... Tras dos intentos fallidos, me atendieron en el 092. Les conté el caso y a los diez minutos llamaron altelefonillo. Subieron a casa. Era una pareja. Chico y chica. Guapísimos, como sacados como de una serie de moda de ésas gremiales, que causaban furor haceunos años... Eran tan ideales que me sentí más desvalida aún en pijama, conojeras, despeinada... Me preguntaron de qué piso salía el ruido. Se lo dije, yme contestaron: "Pues vamos allá. No se preocupe." Y, de verdad, me sentí mucho mástranquila y protegida. No sé que le dirían a mi vecino, "El Nota", sólo sé que a los cinco minutos se hizo el silencio y pude dormir enpaz.
Ni que decir tiene que hoy estoy hecha un trapo y con un humor de mil demonios. No sé si la visita uniformada le servirá de toque de atención a mi vecino o si se volverá en mi contra, y decidirá montar fiestas todas las semanas... Sólo sé que estoy alerta por si se repite, para vengarme con todo tipo de sucias argucias, y que aunque el tío me sobrepasa con creces en estatura, volumen y fuerza, si yo fuera él tendría miedo de coincidir conmigo en el ascensor. El Nota no sabe con quién se mete.
Aquí uno de los temazos de la madrugada... muy acorde con mi ansia de venganza