Tengo miedo. Me asusta que la memoria sea estrecha, que no tenga cabida suficiente para guardar tantas emociones, para lucir el cariño que habéis pespunteado en el patchwork que da forma a la colcha de mi vida. Aquí ando, sin poder hacer otra cosa que planchar con ternura los retales, esos donde me habéis bordado un sueño. Gracias por este fin de semana de locura.