TIENES LA COSTUMBRE...
Tienes la costumbre de juntar objetos inútiles, creyendo que, un día, podrás precisar de ellos.
Tienes la costumbre de ahorrar dinero y no gastarlo, puesto que piensas que te podrá hacer falta en el futuro.
Tienes la costumbre de guardar ropa, juguetes, zapatos, muebles, utensilios domésticos y otras cosas que ya no usas desde hace bastante tiempo.
...¿Y dentro de ti?...
Tienes la costumbre de guardarte lo que sientes, llenándote de broncas, resentimiento, tristezas, miedos, desilusiones, etc.
¡No hagas eso! ¡No!... No lo hagas porque es antiprosperidad.
Es preciso crear un espacio, un vacío para que las novedades lleguen a tu vida.
Es preciso eliminar lo inútil en ti y en tu vida para que la prosperidad venga y se quede junto a ti. Porque es, precisamente, la fuerza de ese vacío quien absorberá y atraerá todo lo que deseas.
Mientras estés material o emocionalmente cargado de trastos viejos e inútiles no existirá espacio abierto para nuevas oportunidades.
...Los bienes precisan circular...
Limpia tus cajones, los armarios, tu cuarto, el garaje. Da lo que no usas nunca: la actitud de guardar un montón de cosas inútiles amarra, atenaza y asfixia tu vida.
En realidad no son los objetos guardados quienes estancan tu vida, sino el significado de la actitud de guardar. Cuando se guarda, se considera la posibilidad de falta, de carencia. Supone creer que mañana podrá faltar y que no dispondrás de medios a tu alcance con los que colmar todas tus necesidades.
Con esa postura estás enviando dos mensajes a tu cerebro y a tu vida:
1) No confías en el mañana.
2) Crees que lo nuevo y lo mejor NO son para ti, ya que te alegras guardando cosas viejas y cargando con lastres inútiles.
¡Deshazte de todo lo que perdió el color y el brillo y deja entrar lo nuevo en tu casa y dentro tuyo!
Limpia tu subconsciente y acepta la llegada de situaciones nuevas a tu vida. Quejarte, resignarte no son soluciones. Abre tu alma, tu mente y tu cuerpo a lo que aún está por venir y que espera, agazapado tras una esquina, a que te decidas a abrirle las puertas de tu propio existir.
(Adaptación libre del "Principio de Vacío" de Joseph Newton)