MIS INSTANTES MÁGICOS: ¿CUÁLES SON LOS TUYOS?
La ducha de la mañana, donde los malos sueños y las pesadillas se escapan de mi persona, desagüe abajo...Cuando le pongo la comida a mis bichitos y ellos, alegres, parlotean, saltan y agradecen el tiempo que les dedico...Mi momento capuchino: cálido, dulce, fuerte, cremoso, íntimo y reconfortante...
Al descubrir la plaza vacía, desnuda, solitaria frente a mi ventana gracias a la intranquila seguridad nocturna...El rato de lectura frente al ventilador, dejándome mecer por su brisa mientras las palabras se entrelazan a mi alma...El resoplido final a mis distintas y centenarias series de abdominales...
Ese segundo en que mi voluntad se rinde ante la exigencia de alguna historia que bulle en mi interior y me transformo en un mero instrumento de los personajes del relato...Cada una de las anotaciones que escribo en el mini-block adosado a la nevera...Cuando el teléfono suena, altanero, trayendo hasta mí la voz y la presencia de esa persona que tanto amo...
Ese segundo en que el programa informático acierta adivinando la canción que deseo, necesito y quiero escuchar... Los momentos en que voy a comprar algún regalo para los que quiero de verdad, imagino aquello con lo que sueñan y, de pronto me topo con ese sueño a mi alcance, frente a mí...Ese instante en que, desde la penumbra de la sala cinematográfica, los rótulos y la música empiezan a desvelarnos el comienzo de esa peli única...
Cualquier reencuentro con mi islita, mis padres, mi abuela, mis amigos, mi casa, mis perras, mi gato, mis peces, mi Teide, mi Atlántico, mi aire, mis montes, mi gente...El segundo en que abro una caja de bombones y su tentador y excitante aroma me traspasa...Cuando, tras esos abrasadores 30 minutos con el tinte sobre mi cocorota, dejo que caiga sobre ella el chorro de agua fría: ¡qué delicia!...
Estirar mi cuerpo en una limpia, bien hecha y gran cama tras un día agotador...Tomar, sin remilgos, ese refresco de lata que tanto me gusta, absolutamente helado, cuando en verano llego a casa de la calle, frita de calor...El segundo en que me siento a escribir e, instintivamente, me quito las babuchas y siento el frío suelo bajo mis pies...
Aquellos ratos en que mi mente y mi alma se trasladan al pasado y vago entre instantes compartidos con seres a los que adoro y que ya continuaron su viaje...Cuando entro en un avión, desconozco qué nos deparará el viaje y me entrego a mi propio destino...Los abrazos al peluche que me invita a dormir pegada a él.
Escrito en Barcelona el 07/08/2006
(INACABADO)