Revista Literatura
mis perritos
Publicado el 20 abril 2010 por Beatrizf
Aunque a ninguno nos gustan las cacas de los perros en las calles, tenemos que admitir que estos animales se han metido en nuestras vidas, a algunos porque nos gustan y los tenemos en casa y a otros porque los sufren de distintas maneras. Uno de mis perros se llama Yuma y es una preciosa labradora color chocolate, tiene ya muchos años, se le nota en los andares y en la respiración cansada cuando se alegra demasiado. Ella más que ladrar se expresa, emitiendo unos sonidos que modula según el contexto. A pesar de la alcurnia de su procedencia (tiene padres ilustres), lo extraordinario de su pelaje y la buena educación recibida (no ha estudiado en la universidad pero casi) ella es un poco-bastante callejera. De siempre ha añorado escaparse y estarse unas horitas vagabundeando, son incontables las veces que se ha escurrido entre nuestras piernas medio agachada para que no la veamos, bueno, admito que muchas veces han sido negligencias de sus amos. En estas aventuras suele arrastrar al buenazo de su hijo, mi otro perro. Lo asombroso de Yuma es que siempre aparece, algunas veces por su cuenta, las menos, y la mayoría porque algún "buen samaritano" lee el número de teléfono de su correa y nos llama. Nosotros vamos y azorados no sabemos como agradecer que, un desconocido recoja un perro en la calle, a veces dos, lea el número y nos llame. Realmente increible. Pero ella es así, una perra con suerte.