UNA NOCHE DE FUEGO, MITOS Y LEYENDAS
Esta es una fecha en la que numerosas leyendas fantásticas son unánimes al decir que es un período en el que se abren de par en par las invisibles puertas del "otro lado del espejo".
Durante esta noche se permite el acceso a grutas, castillos y palacios encantados. Se liberan de sus prisiones y ataduras las reinas moras, las princesas y las infantas cautivas merced a un embrujo, ensalmo o maldición. Braman los cuélebres y vuelan los "caballos del diablo". Salen a dar un vespertino paseo, bajo la luz de la Luna, seres femeninos misteriosos en torno a sus infranqueables moradas. Afloran enjambres de raros espíritus duendiles amparados en la oscuridad de la noche y en los matorrales. Las gallinas y los polluelos de oro, haciendo ostentación de su áureo plumaje, tientan a algún que otro incauto codicioso a que les echen el guante. Las mozas enamoradas sueñan y adivinan quién será el galán que las despose. Las plantas venenosas pierden su dañina propiedad y, en cambio, las salutíferas centuplican sus virtudes. Los tesoros se remueven en las entrañas de la Tierra y las losas que los ocultan dejan al descubierto parte de los mismos para que algún pobre mortal deje de ser, al menos, pobre. El rocío cura ciento y una enfermedades y además hace más hermoso y joven a quien se embadurne todo el cuerpo. Los helechos florecen al dar las doce campanadas...En definitiva, la atmósfera se carga de un aliento sobrenatural que impregna cada lugar mágico del planeta y es el momento propicio para estremecernos, ilusionarnos y narrar a nuestros hijos, nietos o amigos toda clase de cuentos, anécdotas y chascarrillos sanjuaneros que nos sepamos.
Esta noche se abre la puerta que nos introduce al conocimiento del futuro y a las dimensiones mágicas de la realidad. Es la noche en que los entierros arden, el Diablo anda suelto y los campos son bendecidos por el Bautista.
La noche y el amanecer, están dedicados a San Juan en un esfuerzo por cristianizar las numerosas fuerzas que se manifiestan en esta mágica jornada, en la que todas las sociedades tradicionales de Europa ponen en marcha numerosos rituales de antiguo origen y profunda funcionalidad cultural. La fiesta no es específica de localidades concretas, sino que se extiende por toda Europa con diversas variantes.
La Noche de San Juan, la de las tradiciones mágicas, se caracteriza por la multitud de hogueras que iluminan la noche. Los ciudadanos arrojan a la hoguera antes de su encendido pequeños objetos, conjuros, deseos e incluso apuntes del curso con el objetivo de hacer desaparecer los malos espíritus.
La costumbre de enramar las fuentes está relacionada con la prosperidad, la abundancia y la fecundidad. La tradición dice que al amanecer del primer día de verano, las mujeres recogían de las fuentes la flor del agua con la esperanza de encontrar pareja, concebir hijos o hacerse con poderes curativos. Al amanecer, cuando las mujeres iban a la fuente, se cantaba a la flor del agua.
La Noche de San Juan, para explicarlo en simples términos porque mucha gente suele confundirse, es la noche del 23 de junio, noche anterior al día de la natividad de San Juan Bautista. Sin duda es una de las fiestas cristianas más conocidas y difundidas en el mundo occidental. Se caracteriza por los ritos paganos realizados esa noche. Ritos relativos al agua, fuego, a las estrellas y a las plantas. Actos supersticiosos y cultos adivinatorios, que se repiten hoy en día, año tras año, con casi las mismas características de siglos pasados.
Originaria del norte de Europa conserva en su haber, conjuntamente, tradiciones paganas, pirenaicas, mediterráneas, célticas y romanas.
En un principio, el principal sentido radicaba, como fiesta pagana, en la ejecución de una serie de ritos relacionados con el agradecimiento a espíritus o deidades naturales a las que se consideraban como defensoras de las cosechas, las familias y la prosperidad de las comunidades.
Durante los primeros siglos, la Iglesia combatió infructuosamente el paganismo de los ritos del solsticio de verano, sin éxito se optó por cristianizar esta festividad y se le otorgó un sentido religioso: Santa Isabel, madre de San Juan Bautista, encendió una hoguera para avisar a la Virgen María y hacer que ésta acudiese en su ayuda durante el parto. San Juan Bautista nació justo en el punto de la medianoche, siendo el único santo del que se conmemora su nacimiento y no su muerte.
El primitivo sentido de la fiesta, más allá de la simple diversión, radicaría en la ejecución de una serie de ritos relacionados con el tiempo, la caza o las deidades a las que se honraba como defensoras de las cosechas, las familias y la prosperidad de las comunidades. Así, en el esfuerzo por calmar las indómitas fuerzas de la naturaleza se crearon ceremonias cada vez más ricas y vistosas, con música, danzas, recitados... En este sentido, puede decirse que la fiesta es una perfecta expresión de una concepción cíclica de la existencia. El Universo parece describir un perfecto círculo vital: el movimiento de la tierra alrededor del sol, las estaciones del año, las fases de la luna. El Tiempo parece mostrar todos los signos de circularidad que se prolonga infinitamente, como el hombre durante milenios intuyó, a pesar de que la "linealidad" se haya impuesto en las sociedades modernas.
La cultura cristiana logró implantarse adoptando las tradiciones paganas, lo que llamamos sincretismo, y creó sus propias festividades en coincidencia con el calendario solsticial.
Si los pueblos orientales celebraban cada 25 de diciembre la gran Fiesta del Sol (solsticio de invierno), en tales fechas instauró la Navidad. Si en el solsticio del verano tenían lugar las mayores celebraciones regeneradoras, allí se ubicó la fiesta de San Juan. Pero esta celebración posee además una serie de características que la convierten en la fiesta, antropológicamente hablando, más interesante del calendario. La amplitud y riqueza de tradiciones que han sobrevivido hasta hoy unidas a este período del año son enormes.
Se creía que al amanecer del día de San Juan las aguas de infinidad de fuentes, regatas y riachuelos estaban dotadas por unos momentos de poderes especiales - que con el cristianismo de dirían "bendecidas"- para curar enfermedades cutáneas y proteger a personas, animales o incluso bienes materiales rociados con ellas, por lo que se guardaban en las casas como un bien preciado. Lo mismo valía para el rocío que empapaba los campos aquella mañana, de forma que se paseaba a los animales y las personas desnudas se revolcaban en los eriales para quedar protegidas durante el largo año.
La misma noche, en muchos lugares, se plantaban en las entradas de las casas, puertas y ventanas, ramas de árboles. También hoy se plantan en las plazas de los pueblos los famosos árboles de San Juan: altos robles que en otro tiempo servían para la defensa contra las temibles descargas eléctricas. La costumbre de erigir un árbol (producto de la madre naturaleza, la tierra), que en algunas latitudes se hace el tres de mayo, día de la Santa Cruz, por lo que se llama "el árbol de Mayo" o "Mayo" simplemente, está extendida en toda Europa.
Otro ritual consiste en quemar las ramas de San Juan del año anterior o ramas de laurel bendito, y, con los tizones aún encendidos, recorrer las tierras propias, con sumo cuidado de que no ardiera la mies, a fin de salvaguardar y favorecer el desarrollo de las cosechas.
Así entramos en el que en nuestros días es motivo central de la fiesta: el fuego. Parece razonable que la preponderancia del fuego en esa noche pueda tener una explicación muy simple: al reunirse la comunidad para estos ritos, se encendía un fuego con que iluminarse y cantar alrededor, divertirse saltando, etc. Según esto, de aquí derivaría la costumbre de encender hogueras en tal fecha. Pero tampoco se puede ignorar que el elemento fuego posee todas las virtudes protectoras y regeneradoras que justifican los ritos del solsticio de verano. A este respecto, el historiador rumano Mircea Eliade subraya que no es otro el sentido de tales ceremonias rituales que "una combustión, una anulación de los pecados y de las faltas del individuo y de la comunidad en su conjunto, y no una simple purificación", pues "la regeneración es, como indica su nombre, un nuevo nacimiento".
Existen, pues, cuatro elementos básicos durante esta noche: el culto a la fecha de la propia celebración; el culto al agua; el culto al fuego y el culto al árbol.
El culto al árbol sagrado es universal, y lo encontramos ya entre los egipcios y germanos. Aunque durante toda la Edad Media la curia eclesiástica persiguió a sus adoradores, una vez más la Iglesia terminó adoptando y sacralizando un signo del paganismo contra el que ferozmente combatía. Todavía hoy, cuando llega la Navidad (solsticio invernal), se colocan arboles decorados.
Del mismo modo, el culto precristiano al fuego fue incorporado por el cristianismo a través de las velas, la bendición del fuego el Domingo de Pascua, la amenaza del infernal "fuego eterno" o el Espíritu Santo como "lengua de fuego". A ello colaborará la iconografía reforzando este simbolismo, que parece restituir a las fuerzas divinas el fuego que el entrañable Prometeo les arrebatara en el popular mito griego.
Exactamente igual ocurre con el agua. El bautizo de los cristianos se hace con agua, y con agua se bendicen personas, animales y campos.
En suma, todo ello ilustra a las claras que la actual fiesta de San Juan reúne una espléndida colección de ritos donde los elementos de la naturaleza, símbolos de los viejos y los nuevos credos, nos acercan de forma peculiar al universo de nuestros antepasados más remotos.
¿LA NOCHE MÁS CORTA DEL AÑO?
¿Es realmente ésta la noche más corta de año? Eso es lo que piensa la mayoría de la gente, pero en contra de la creencia popular, la noche más corta del año no es la del 23 al 24 de Junio, sino la del 20 al 21 de Junio, que es cuando se produce el solsticio de verano y marca el inicio de dicha estación.
El motivo del error es muy fácil de explicar.
Durante la expansión inicial del cristianismo se adoptaron como propias varias fiestas y ritos paganos. Concretamente, el 24 de Junio coincidía con una fiesta pagana que giraba en torno al sol, al agua y al fuego (de ahí las hogueras) y si se celebraba el 24 de Junio, era precisamente por ser el solsticio de verano, es decir, el día más largo (y por tanto, la noche más corta) del año.
Ahora os preguntaréis, "¿pero no acaba de escribir esta mujer que el solsticio era el 21 y no el 24?". Pues sí, así es, pero no siempre ha sido así. La causa radica en que un año no son exactamente 365 días (de ahí los años bisiestos). Pues bien, este desajuste hace que los solsticios (y los equinoccios) sean cada año un poquito antes. Cada año bisiesto los vuelve a retrasar, pero no lo suficiente. De hecho, cuando en 1582 se pasó del calendario juliano al gregoriano, el desfase era de 10 días. El cambio de calendario volvió a ajustar las fechas e incluso redujo el error que se produce año tras año, pero aún así, más de 400 años después, tenemos un desfase de 3 días.
La tradición popular ha mantenido la asociación entre la Noche de San Juan y la noche más corta (porque en su origen era así), e incluso podemos verlo en informativos y periódicos, cada vez que se refieren a esta fecha. Ah y otra cosa: no es casualidad que la festividad de San Juan Bautista sea axactamente 6 meses antes (o después) de la Navidad. El solsticio de invierno caía anteriormente el 25 de Diciembre (actualmente el 21 o 22 de Diciembre, dependiendo del año) y era también una importante celebración pagana.
Ni San Juan Bautista nació el 24 de Junio, ni Jesús nació el 25 de Diciembre.
NOCHE DE RITOS Y CELEBRACIONES
El verano trae el Tiempo de Crecimiento, cuando todas las cosas maduran y cumplen las promesas de Primavera. Es tiempo de realizarse y de sacrificio.
En esta noche del solsticio, en las ciudades y los pueblos costeros, ante todo, se encienden grandes hogueras sobre las cuales la gente salta para purificarse, y en las que cada uno "quema " todo lo negativo que quiere apartar de su vida.
La magia forma parte, de un modo natural, de todos estos actos, y éste es también un excelente momento para realizar sencillos rituales que nos pueden traer una estación llena de amor y felicidad.
Durante la noche dos han sido los eventos más importantes: el baile del fuego y las pruebas.
Algunas de estas pruebas son:
l. La joven que sale al amanecer y se encuentra con un perro sabe que su marido será un goloso perro durante toda su vida.
2. Si al salir, después de las 12, te encuentras con un gato negro, es mala suerte para el futuro. Pero felicidad si el gato es de otro color.
3. Si a medianoche se hace una cruz en los árboles, producirán el doble.
4. Si a las 12 miras a la Luna y después a la higuera, la verás florecer.
5. La higuera y el helecho florecen esta noche. Quien posea una de estas flores será muy afortunado.
6. Quien vea florecer la hierbabuena esta noche será muy afortunado siempre que lo mantenga en secreto.
7. En la víspera se planta la flor de la hortensia, en un tarro con tierra y agua. Luego se le pide un deseo poniendo fe en el bautismo de San Juan.
8. Hay que lavarse las manos con agua de manantial para mantenerse joven y el cabello para conservarlo hermoso.
9. Cuando llueve esa noche o al día siguiente, quiere decir que va a haber abundancia de manzanas.
10. Antes de la salida del sol hay que regar los árboles con agua de manantial para que den bastante fruta durante el año.
Estas son algunas sencillas recetas que espero sean de vuestro interés. Llevadlas a cabo en la noche de San Juán, ya que son rituales de fuego y disfrutad de los beneficios de esta mágica noche.
AMOR ARDIENTE
-------------
Quema o encuentra un palo carbonizado por un extremo. También necesitarás unos pétalos secos de rosa y una hoja de papel.
Utilizando la parte chamuscada del palo, de la misma foma que un lapiz, dibuja dos corazones entrecruzados en la hoja de papel. Al mismo tiempo visualízate disfrutando de una relación satisfactoria, con seguridad y poder.
Dobla el papel con los pétalos dentro y, todavía visulizando, arroja el papel al fuego, o quémalo en la llama de una vela roja. Al arder, el poder se liberará.
EL VOTO DEL AGUA
----------------
Si tienes la suerte de vivir cerca del mar o de un río, aprovecha esta noche para pasar una velada al aire libre y llevar a cabo este ritual.
El agua es el elemento del amor. Por eso, ¿qué puede ser más natural que hacerla formar parte de un matrimonio informal?
Antiguamente, se creía que estas Promesas del Agua hacían a la pareja indivisible, tan unidos como en una boda. Este es un ritual de Amor y de Unión. Puede ser realizado por parejas nuevas o para confirmar promesas anteriores.
Colóquese cada uno junto al agua, en la orilla,. Estrecháos las manos por encima del agua y decid juntos: "Agua que fluye, da fe a este acto; nuestras manos están unidas; hacemos este pacto."
A SOLAS CON EL DEMONIO
----------------------
Ahora bien, si lo que se quieres es encontrarte cara a cara con el malvado Luzbel, sólo tienes que salir a las doce de la noche con una gallina negra, a dar siete vueltas alrededor de la casa. Yo no lo haría ni loca, pero hay gente para todo.
PAPAS BAJO LA CAMA
------------------
Es aplicable para saber cómo le irá a la persona en el amor o en el dinero.
Primero hay que colocar tres papas debajo de la cama: una sin pelar, otra a medio pelar y la tercera pelada.
A media noche se saca una papa. Si agarras la pelada, tendrás muchos problemas. Si coges la que está a medio pelar no te irá ni bien ni mal. Si sacas la que está entera, los asuntos económicos y/o los amorosos te irán a las mil maravillas.