Revista Talentos

Monológo: el súper

Publicado el 27 febrero 2017 por Espe85

EL SÚPER
Seguro que a todos en alguna ocasión nos han recalcado la paciencia que tenemos para salir adelante en una determinada situación. Bueno, pues por mucha paciencia que tuviéramos, ni punto de comparación con la que tiene que tener "el súper" de Gran Hermano, que lo mismo aguanta a Belén Esteban en pleno ataque de histeria, a Aida Niza adorando su vida, o cualquier anónimo llorando a lágrima tendida o en pleno ataque de euforia, y encima tiene guardia las veinticuatro horas ¡¡¡Ese hombre se tiene el cielo ganado!!!.
Yo me lo imagino por los entresijos de la casa de Gran Hermano, junto con los cámaras, avisándole a las tantas de la noche porque al concursante de turno le apetece tener una de esas conversaciones tan trascendentales que se tienen en el confesionario de Gran Hermano. Y él, el pobre, sentado detrás de la pantalla con un micrófono y la cabeza apoyada en la palma de la mano, para soportar mejor el momento, intentando dar respuesta a esas preguntas de difícil comprensión y transcendental importancia que se le plantean, del tipo: ¿Súper pero por qué me mola mogollón este pavo?, y él, en su infinita paciencia y comprensión, le responde frases rebuscadas de la comprensión popular del tipo: son las cosas de la vida, y el concursante siempre, siempre, siempre le reprochara: joder, ¿por qué me tiene que pasar esto a mí?, para seguidamente irse tan contento, y engañado, con su respuesta.
O si no, ese papel tan importante que juega cuando a alguno de los concursantes le entra ese arrebato existencial, después de que alguno de los otros concursantes le ha hecho una putada tan grande como no darle los buenos días, de: Súper, me quiero ir de la casa. Y él, aunque tenga unas ganas inconmensurables de mandarle a tomar por....., ahí justamente, en un alarde de infinita comprensión, se pasa horas y horas en el confesionario con el concursante en cuestión para, aunque sea en contra de su voluntad y su paciencia, convencerle de que quedarse en la casa de Gran Hermano es lo mejor que puede pasarle en su vida.
No pretendo con esto criticar el concurso, creo que aparte del show televisivo que da, que ya depende del gusto de cada cual sea o no de su agrado, es un doble experimento sociológico. El primer experimento, es obvio, la convivencia de unas personas, cada una de su padre y de su madre, en un ambiente aislado del exterior. El segundo, es demostrar que el resto de la población somos unos cotillas empedernidos que nos gusta meter las narices, todo lo que podemos, en la vida de los demás, aunque luego, nunca, bajo ningún concepto, lo reconozcamos. Por eso a nadie que le preguntes reconocerá que ve Gran Hermano, y por eso, precisamente, Gran Hermano, tiene esos datos de audiencia, en fin,  ironías de la vida.
Después de todo esto solo puedo decir una cosa, ¡¡¡que me presenten al súper!!! Un hombre que sabe escuchar con esa comprensión y paciencia, por favor, es el sueño de todas. ¡¡Que le saquen a la luz un día!!!, es digno de admiración, lo que habrá escuchado ese hombre ¡¡no tiene precio!!!, y lo digo en sentido literal, no está pagado, un servicio de veinticuatro horas aguantando, escuchando, comprendiendo y aconsejando cuanta reflexión existencial se le pase por la cabeza a las mentes brillantes que pasan por la casa en el peor de sus momentos.  Así que por favor, creo que después de tener conocimiento de un hombre que escucha y comprende todo lo que se le pone por el medio, os suplicamos, y aquí hablo por muchas de nosotras, que nos le presenten, queremos un "súper" en nuestra vida.
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