Revista Talentos

Mus a la Postre.

Publicado el 16 abril 2014 por Jamely @SirSturio
Se alinearon astros del cosmos para una melodía con sonido múltiple.
Terco, sin saber hoy por qué, `deseé` separarme de mí, y me dieron nombre, dos Propios para un ser desambiguado.  Que ingenuo al pensar que me llamarían igual al que poseía en ese instante…
Una melodía, una historia mía, es tuya…
Llegué a un lugar legendario, de leyendas, éstas albergaban juventud, hoy pesan mareos en los que hacen meya en la escritura, aun así, decir que en la lejanía se observaba unas rocas como otras, ¿Como otras? No, no eran igual si se observa la magia del lugar, si te abstrae al tiempo donde nacieron los mitos de los que hablo… ¡Zaca! Trae la vista un regalo de los que no se olvidan, no es deducción, intuición diría yo, aun así, ante duda, me acerco a las rocosas que en la lejanía estaban, para constatar que en efecto no estaba equivocado, es extraño, tanto que creo estar -en otro estado- por deducción y seducción de la lógica, sin embargo las piedras o montañas para mayor exactitud no eran eso, bueno, en su cascarón, es decir, imaginar una cueva, su cascaron será de piedra ¿Verdad? Vuelvan a imaginar, ese cascaron es utilizado como coraza de algo inmenso que camufla algo, es como si rodeando un coche pusieran una pequeña pirámide de piedra, bien, justo al llegar allí, haciendo noche pues me pilló por variar la Luna nocturna, pero clara, para que una compañía inesperada notara sin su pretensión de serlo, sentida por mí, había una especie de juego en el que el tablero era una roca sin líneas limítrofes de separación entre las piezas, que eran frutos de la zona, no explicaré como jugué con el ser que encontré aunque añadiré que no gané lo que parecía “ajedrez”, no se, pues abandoné el lugar. Las fichas que no servían se apilaban a un lado y allí ví que la totalidad de las piezas encajaban si contaba con todas ellas, en un lado de roca, como un pomo de puerta y lo intenté, logré colarme para adentrarme en un lugar con 4 zafiros, ¿Zafiros? No, pues al romper uno salió oro, polvo de oro que inhalé sin querer, salado ese tesoro, hoy por hoy lo llevo dentro, la coraza era de otro planeta, meteorito quizás, no se, aunque eran extraños, solo cogí uno entero para regalar a alguien en el futuro, si procedía claro.Tiempo después, un día de esos donde te dispones a escribir en un lugar llamado campo, y en estado divagante, observé un ojo enorme que pestañeaba, mirándome, su luz era cálida, más que cálida, también dulce y bondadosa, radiaba a la vez empatía por saber que no era de aquí y que mi deseo es que se dejara ver y no podía, pero entendía, hubo comunicación de reconocimiento y tal vez más de otra índole. Nada de miedo en mi cuerpo, pues lo que unos considerarían extraño para mi sería de antaño, y al decir enorme decía eso, enorme, pues no era de aquí, pero no por eso deberíamos pensar que era de humano o de un ser mediano, era de gigante, bueno quizás no tanto comparado con un ballenato, calculo a groso modo, veinte centímetros de diámetro de ojo, pero ojo que era en tierra y elefantes elegantes no ha por estas terras, y búhos con esos ojos me gustarían pero son más de otro tempo que de este.
Desconcertante relato de mi es sabido que es aunque digo, que el primer invisible no se quién es, el segundo pareció dragón y mi conclusión es para no más dilatación pero si con imaginación que son el combate de toda la vida,- Batalla de la Muerte en vida y la Vida pues en vida y yo veo para ganar una porción más de tiempo del órdago futuro que vendrá de mano, de la gran partida de la existencia. -

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Sobre el autor


Jamely ver su blog

El autor no ha compartido todavía su cuenta

Revista