Hace tantos años que ya me duele recordarlo, mi hermano y yo visitábamos una tienda en donde había una máquina de video juegos. Había muchas por la zona, pues estábamos en la época dorada del Arcade, pero esta es la que se llevó nuestras monedas por un buen tiempo. Esta máquina tenía un juego que se llama Contra. El primero del género que conocíamos. Contra era demasiado bueno y divertido. Era también frustrante, de esos que se "tragaban" tus monedas.
Cierto día un amigo nos habló de una combinación de teclas que debías efectuar en determinado momento. Si lo hacías de forma correcta, en vez de las tres vidas convencionales, te otorgaba treinta, y treinta vidas son mucha vida. Con esto nos alcanzaba para terminar el juego sin problema. Lo hacíamos todos los días. Con el tiempo comenzamos a requerir menos vidas para llegar al final y combatir el monstruo malévolo.
Así transcurrieron varios meses, hasta que cierto día cuando llegamos a la máquina, hicimos el truco y jugamos por tres minutos, nos pidió otra moneda. Así lo hizo tres minutos después. Ese fue el último de nuestros días en esa máquina.
Esto me dejó pensando desde entonces en muchas cosas. Una de ellas es la siguiente: necesitas conocer lo que estás haciendo para que de verdad funcione. Si este amigo hubiese conocido cómo funcionan esas máquinas y -más importante aún-, los trucos disponibles en el juego, hubiese pensado en una mejor estrategia de negocio. No habría tenido que correr con el gasto en la energía eléctrica por unas cuantas monedas y tampoco habría llegado al colmo de pedir monedas cada tres minutos, rompiendo de esta manera su negocio.
Creo que esto aplica para casi todas las cosas en la vida. Si vas a hacer algo, tienes que conocer cómo funciona. Ya sea porque vas a aprender un nuevo idioma, jugar un videojuego, poner una tienda, abrir un banco, etc.; necesitas conocer sus reglas y crear una buena estrategia.
Es cierto, en muchas situaciones no es posible conocer bien el objeto de nuestro trabajo al momento de iniciar. Sin embargo, esta es una razón mejor para seguir observando y conociendo nuestro objetivo. Esto nos ayudará a re-acondicionar nuestra estrategia y sacar el mejor provecho de la situación.