Las personas me ven desde el colectivo ¿Realmente me ven? No, nadie quiere tener toda su casa en la calle, en mi historia siempre hubo lluvia. Perdí mi casa, así de simple. No alcanza, la plata no alcanza.
No soy nadie y desaparezco entre la multitud robotizada. Mi hijo no entiende y juega con unos palos que no se de donde salieron con toda la mudanza. ¿Es realmente una mudanza cuando pasas a la calle?
No estoy en las noticias. No estoy en Instagram. No existo. ¿Siquiera soy? Me sigue doliendo la vida, así que todavía tengo sustancia. Mi mirada se pierde, los números son impagables, todo se vuelve intangible, todo sueño una quimera inalcanzable.
¡Me ves! ¡Acá estoy! grito enfurecida a todos lados. Que no este en las redes sociales no me hace ausente. Hay pobreza, hay hambre, hay gente en la calle. Tronó los dedos, despierten. Las cosas se estan poniendo feas.
Tengo un local a mi lado que cerró después de tantos años, la economía viene en bajada, estoy sentada en mi colchón y detrás mio yace un graffiti que refleja mi patética situación "Macri Gato".
- Anda a hacer tu tarea, Christian. Y pone a secar tu guardapolvo arriba del microondas. Si tenemos suerte mañana no vas a tener que ir todo mojado, si no te escribo una nota en el cuaderno de comunicaciones.
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