Los primeros compases de marzo no le habían traído novedades seguía con sus clases de chino e italiano respectivamente, el primer idioma se le resistía, aun así seguía luchando con la ilusión de evolucionar, por ello se consolaba con su rudimentario italiano.
Seguía ofreciéndose aquí y allá para intentar volver a la radio, mientras coleccionaba altas en ficheros de empresas temporales.
El tiempo no corría precisamente a su favor.
Se sentía perdido era un cuarentón que había quedado en una situación incómoda, trataba de demostrase así mismo que era útil a pesar de los achaques que habían condicionado su vida.
Tampoco le hacía ilusión verse como un coleccionista de diplomas, lo que más le incomodaba es que cada logro intelectual coincidía cronológicamente con un empeoramiento de su salud.
El primer millar de currículos enviados estaba ya en manos de sus destinatarios, también las grabaciones solicitadas.
Quedaba el incómodo momento de espera que tanta aversión le producía.
Lloraba a escondidas mientras el calendario corría veloz.
No estaba en el mejor momento de los posibles, su vida sentimental tampoco ayudaba era lo más parecido a la siguiente combinación lectura, analgésicos y nostalgias varias.
Ojos rojos de leer de modo impenitente...