Revista Diario
Once de marzo
Publicado el 11 marzo 2013 por Mamenod
Hace ya unos años que unos desalmados consiguieron que el día de cumpleaños se convirtiera para mí en una fecha extraña. Nunca me ha costado reconocer la edad que tengo, entre otras cosas porque es lo que hay y porque me parece maravilloso poder celebrar que a pesar de ser unos cuantos ya, todos los he vivido. Pero es verdad que desde que el once de marzo quedó grabado con la tinta negra del luto en el calendario de este país, siento por dentro una especie de vergüenza que algunos no entenderán, por mostrar carácter festivo en una fecha tan triste.Pero por circunstancias que el que más y el que menos ya conocéis, (y si no os lo cuento porque para pesada yo), esta celebración de hoy tiene un tinte diferente, tiene un algo de misión cumplida que me remueve por dentro.Algún día de estos, cuando pasen unos meses y vuelva a la rutina de ser lo que siempre he sido y lo que no voy a dejar de ser nunca a pesar de los halagos y el subidón de autoestima, tendré que sentarme al borde de algún acantilado, a dejar que la brisa marina me inunde y me ayude a guardar, en un baúl de colores pastel con el que me estoy amueblando el corazón, todas y cada una de las palabras, de los buenos deseos y del cariño profundo que me estáis dedicando en estos momentos.Qué curiosa es la casualidad. Una fecha al azar que para mí significa el principio de la vida, y en cambio para tantas personas significó tragedia y muerte. Un día de celebración y un sinsentido absoluto que se cruzaron una mañana de hace ya algunos años, cuando todo se quedó eternamente en silencio.Hoy que cumplo cuarenta y ocho no me importa renunciar a la coquetería para pregonar la edad. Y lo hago a pesar de que sé que rompo con la elegancia y el glamour que se espera de las mujeres, entre las que está muy mal visto reconocer a cara descubierta, que empezamos a ser maduritas, aunque a alguna, como al vino, le venga bien la madurez.Pero tengo que hacerlo en recuerdo de aquellas personas que nunca van a tener la oportunidad de seguir cumpliendo años, y de sus familias, a los que les arrebataron la posibilidad de celebrar el paso de la vida con ellos. Por eso no me importa ser hoy un poco más vieja, es más, lo celebro. Porque la edad significa vida y como dice el refrán, lo contrario de la vida es lo único que no tiene arreglo.Gracias a todos los que me estáis felicitando (incluído google). Os aseguro que me acordaré de todos vosotros en ese momento mágico en el que se cierran los ojos y se soplan las velas de los deseos.Un beso, guapetones.