Le das mil vueltas a la cabeza, dudas, pasas noches en vela pensando, imaginando, soñando despierta.
Te preguntas una y mil veces, ¿después de todo lo que he pasado, como puedo volver a confiar en alguien?
Dejas de creer en las palabras, y simplemente te limitas a fingir que no te suena todo a cuento. Pero en el fondo sabes que esa persona no tiene la culpa de lo que te han hecho. Y como conoce tu historia, te da mil pruebas sin pedírselas, sin protestar.
Y al final, sin darte cuenta, sin quererlo, te ves otra vez sonriéndole como una tonta a la pantalla de tu teléfono móvil, haciendo planes y comprando billetes de tren.
Hay una vocecita dentro de ti que te grita, desesperada por que la escuches, que estas totalmente loca. Pero te pones los auriculares, subes el volumen, y te dejas llevar.
Me aburre estar compadeciéndome meses y meses, encerrarme bajo mis sabanas y desaparecer. ¿Me estrellaré de nuevo? Probablemente, pero, ¿qué más da? ¿Pueden hacerme más daño todavía? Supongo que si, como también supongo que sería capaz de volver a soportarlo.
Pienso que no gano nada aislándome del mundo, y desconfiando de cada persona que me muestre algo de cariño. No creo que todos quieran hacerme daño, ¿no? Y si es así, estaré preparada para ello. Pero mientras tanto, voy a vivir y dejar de preocuparme si será verdad o mentira todo lo que me dicen. Yo ya puedo con cualquier cosa.