Paseos de fin de semana Cáceres y Portugal

El viernes regresé a pisar con alevosía las piedras llenas de historia, de esta ciudad de conquistadores, que antaño me vieron correr, reír y cantar.
Con ojos de otro.... quise contemplar esta vez "Caceres, la bella",  así la nombran, sin duda alguna, lo es.
Estaba cansada del viaje, aún así, recorrí las calles, entre las sombras de la tenue luz de las farolas.
Respirar ese misterio que la envuelve. Viajar en el tiempo, retroceder en ese ayer....
Mira que si me llego a encontrar contigo. No se que habría hecho. Ese pasado que es presente que a veces me rehuye y otras me enfrenta, ese que me ama y me retiene y a veces ni tan siquiera me mira. Ese a quien yo aún amo. Es lo que sientes en lugares como estos, donde las piedras embrujan y susurran, mientras paso a paso cuentas las estrellas, si las nubes te dejan en las estrechas  y empinadas callecitas, este fin de semana acunada por la luna llena.
Cuidado no tropieces, mientras miras hacia los campanarios de las torres, las fachadas de la casas y algunas cosillas más que dejo para que encuentres en ese caminar.
Vive esta ciudad con el corazón y los sentidos y disfruta de cada paso que en ella des, pues la historia con las historias te harán vivir emociones intensas que quedarán grabadas en tu retina.
Una leyenda habla de una dulce muchacha, hija del  Rey, princesa mora, de nombre Mansaborá, entregó las llaves de un pasadizo que daba acceso a la ciudad, a un capitán cristiano, que tal vez, la amó.
Quedó encerrada por orden de su padre, como castigo, en el aljibe donde poco a poco falleció entre las aguas del lugar y las del alma anegada.
Dicen que en la noche de San Juan o en la de San Jorge, la han visto correteando, llorando por las calles de la ciudad, antaño llamada Al-Qazires.
Muy temprano partimos, esa frontera que ya no existe entre España y Portugal, esos pueblos que llaman "la raya hispano portuguesa", donde os podéis deleitar con dolmenes, castelinhos y el pueblo medieval de la Terena, ya en suelo portugués.
Si vais con tiempo, yo no tuve mucho,
visitar el Castillo de Alburquerque y sin dudarlo, no dejes de acercarte a ese lugar del que ya te he hablado en otro momento, Alcántara y su maravilloso puente.

Elvas, imperdonable no acercarse a recrearse con el acueducto y la muralla.
Y como no hablar de Evora, patrimonio de la humanidad, como Caceres, hermosa, con sus ruinas romanas, sus dolmenes y la Capilla de los Huesos, a cuya entrada encontramos esta frase: "Nos ossos que aquí estamos pelos vossos esperamos" (los huesos que aquí estamos, a los vuestros esperamos). Una frase que nos da cuenta de nuestra mortalidad....
Estaciones de trenes con destino, algunas ancladas en el pasado, visiones para recordar, vivencias del momento.
Por supuesto, hablo de Vilar Formoso, un lugar donde recrear sueños, relatos de esos que tanto me gusta escribir de reencuentros, de misterios, del ayer.
Mientras estaba en la estación, sentada en un frío banco de baldosas blancas y azules, me vino a la cabeza esta canción, mientras veía partir el tren.
 "El tren que nos separa"

Y si queréis sentir de verdad la magia de un atardecer, por favor, acercaros hasta Monsaraz, dónde una playa artificial, en el gran lago  de Alqueva, donde las aguas del río Guadiana reposan tranquilas , te ayuda a dejar de añorar por unos instantes el horizonte donde el mar se pierde, y sólo el silencio es roto por el gemido del viento.

Y esto es todo lo que ha dado de si, este fin de semana, en el que he recreado momentos, personas, sentires....
Hacía tiempo que no había recorrido algunos de estos lugares, otros no los conocía y ha merecido la pena a pesar del cansancio que el viaje deja.
Sentí, allí en Alqueva sosiego, tal vez, este fin de semana era un regalo por mi cumpleaños, sentí que de veras, "todo iba a ir bien...." o quizás es sólo lo que yo quiero creer.
Marijose y sus viajes, cortos pero intensos, vívelos conmigo...
Fotografías algunas mías (la estación, el atardecer) otras de la red,( mi teléfono se declara en huelga cuando quiere, así que, pocas fotos).