“Un nacimiento humano es por tanto considerado como algo inusualmente afortunado, pero éste no debe confundirse con el evento físico, pues uno no ha realmente ‘nacido al mundo humano’ hasta que uno ha aceptado completamente su propia humanidad.”
—Alan Watts
Hola, me llamo Alexandro (bueno, en realidad es Alejandro, pero me divierte usar una ‘x’) y tengo 28 años de experiencia como ser humano.
Durante los últimos seis años me he interesado en comprender por qué las personas hacen lo que hacen, es decir, qué las motiva e influye a todos niveles dentro de su experiencia como seres humanos para realizar cada uno de los actos que efectúan ‘voluntariamente’.
Así es que hoy, querido lector, te presento este pequeño manual de usuario para que puedas comprenderte un poco mejor y (espero yo) te intereses más en comprender quién eres en un nivel más elemental que tu nombre y tu historia. Es un breve y rápido resumen de lo aprendido en este tiempo sin ahondar demasiado en temas periféricos, son 6000 palabras, pero, bueno, 1000 palabras por año es algo razonable si al final sólo toma leerlo unos 15-30 minutos y puedes beneficiarte inmediatamente.
Hay mucho material condensado aquí, si encuentras algo que llama tu atención, que te genera una pregunta, escríbeme, me resultará interesante tener una conversación sobre cualquiera de estos temas más a fondo.
Comencemos :p…
El cuerpo humano
“No debería ser sorprendente que la psicología humana, así como su biología, tiene sus raíces en la evolución física de nuestra especie.”
—Thomas Campbell
Así es, primero comenzamos por el rasgo humano más particular y distintivo: el cuerpo. Si te fijas detenidamente podrás observar que todos los seres humanos cuentan con un cuerpo con más o menos las mismas características que lo distinguen de otros cuerpos animales y primates.
Este cuerpo requiere de mantenimiento constante para poder funcionar adecuadamente, básicamente: alimentación y protección del ambiente. Cada vez que una de estas necesidades no está cubierta o está en riesgo de no cumplirse (en estos tiempos, esencialmente, en la forma de dinero), el cuerpo entra en un estado de ansiedad pues reconoce la posibilidad del riesgo de morir.
Históricamente los seres humanos han cubierto estas necesidades participando en grupo, así reduciendo riesgos y aumentando probabilidades de supervivencia. Dentro de los grupos dividen sus tareas (caza, recolección de alimentos, defender al grupo, cuidar de los pequeños) para ser más eficientes, lo cual hace que eventualmente cada miembro del grupo se especialice en una o más actividades y que no sea posible para un solo individuo tener el conocimiento que han acumulado entre todos (un individuo no tiene las habilidades ni todo el conocimiento necesario para su propia sobrevivencia).
Un humano dentro de un grupo de más humanos tiene posibilidades mucho mayores de sobrevivir, y también se vuelve dependiente del grupo, depende de los demás para cubrir sus necesidades, sabe que tiene que serles recíprocamente útil. De esta manera es que cualquier riesgo que exista de no ser aceptado y ser expulsado del grupo hace que la ansiedad (antes relacionada sólo a sus necesidades físicas) se desate.
Al todos los humanos tener esta necesidad de pertenecer y, al estar configurados de diferente forma internamente (introvertidos, extrovertidos) y físicamente, comienza a surgir una dinámica adentro del grupo que suele llamarse ‘política’ en estos tiempos: algunos individuos hacen alianzas, establecen reglas, etc. Usualmente quienes tienen el control del grupo son aquellos que tienen más poder (inicialmente en forma de fuerza, después más en forma de recursos materiales y sociales). Así resulta que la pertenencia a un grupo depende de obedecer las reglas establecidas dentro de él. Y una conclusión general surge para todos: para sobrevivir hay que pertenecer.
Esta situación ya es de por sí complicada y a continuación vamos a agregar un factor más: los humanos no sólo tienen necesidades individuales, también tienen necesidades colectivas, necesidades propias de la especie. La principal de éstas es la supervivencia de la especie, es decir, la reproducción de los seres humanos y el pasar la información genética de los más fuertes y mejor adaptados (selección natural).
Aquí es donde comenzamos a hablar de una particularidad que probablemente has observado en los humanos, la cual es que vienen en dos tipos: hombre y mujer. (Existen humanos que no entran estrictamente en estas dos categorías, probablemente lo que diré aquí aplique también a ellos pero más bien en términos de un polo predominante: masculino o femenino.)
Esta división en dos sexos es todo un tema en sí y conlleva un sinfín de complicaciones y sutilezas, lo importante a saber es que el comportamiento de un humano está fuertemente influido por el sexo que tiene aun si dicho humano lo desconoce o lo niega (la mayoría de ellos no tienen mucha conciencia sobre esto). Esto se debe a que los rasgos, atributos y habilidades de cada sexo se desarrollaron paralelamente a causa de la división de labores entre ellos (hombres: cazadores / mujeres: recolectores), lo cual más que hacerlos sexos opuestos, los hace complementarios (sólo que no se entienden entre sí y en muchas ocasiones tienen tendencias opuestas).
Quizá la mejor forma de explicar cómo determinado sexo influye a un individuo y su interacción con otros miembros de su sexo o del otro sexo es dando algunos ejemplos generalizados…
Las mujeres…
- cuentan con atención difusa, es decir, no se enfocan, su atención está regada en todo el ambiente en el que se están desempeñando (para detectar peligros y oportunidades), por esto cambian rápidamente de un tema a otro.
- son menos fuertes muscularmente que los hombres, lo cual hace que sientan que deben ser protegidas (del medio ambiente y de otros hombres) y que busquen esta protección en un hombre fuerte, con recursos y estatus (en esto está basada una buen parte de la atracción que sienten hacia los hombres), incluso si este hombre no es compatible con ella. Además de que un hombre con estos atributos sería un buen proveedor para sus hijos.
- al sentir que deben ser protegidas, pueden llegar a sentir emociones encontradas hacia su pareja o hacia los hombres en general por depender de ellos. Esto desata dos comportamientos básicos: cuando un/su hombre es percibido como un peligro, hará lo posible por disminuirlo y quitarle su poder (usualmente manipulando emociones y palabras, ya que su fuerza física es menor); y, como no desea perder el favor de su protector y proveedor, una mujer intentará complacerlo en todo lo posible (y quizás un poco más) para cuidar de sí y de las personas que se benefician de dicha protección (usualmente hijos, quizás algunos familiares) al punto de olvidarse de sí misma complaciendo a otros.
Los hombres…
- cuentan con la habilidad de enfocarse en una sola tarea a la vez, lo cual deriva de la necesidad de concentrarse en terminar definitivamente lo que están realizando (cazar un animal, matar a un depredador), por esta razón es que requieren tiempos de transición para pasar de una actividad a otra.
- se sienten atraídos a las mujeres a partir de sus características físicas, pues están programados para buscar a una mujer con las mejores posibilidades de hacerse cargo de su descendencia. Esto incluye caderas amplias y senos prominentes (capacidad de tener bebés), belleza (buenos genes) y salud (piel limpia). Todos estos atributos son encontrados más fácilmente o son más notorios en mujeres jóvenes. Al igual que las mujeres, un hombre puede escoger una pareja que no es compatible consigo si cumple con estos requisitos.
- están programados para proveer, lo hacen con buena disposición (al hacerlo se sienten valiosos), pero también están conscientes de aquello que no pueden proveer. Si otro humano, particularmente la mujer en relación con este hombre, le pide algo que no puede proveer, o le pide algo que pone en situación de riesgo el bienestar de las personas bajo su protección, el hombre simplemente negará e incluso prohibirá esta petición sin explicaciones (y sin ofrecer opciones) pues para él es obvio el riesgo ya que conoce los limites de su protección y capacidad para proveer. Y así como la mujer se olvida de sí misma complaciendo, un hombre puede olvidarse de sí mismo procurando proveer para otros.
Son sólo tres ejemplos por cada sexo, pero pienso que son suficientes para mostrar cómo cada sexo tiene sus particularidades.
Ahora, ¿cómo podemos llamar a todos estos comportamientos que guían e influyen acciones y decisiones todo el tiempo y que vienen incluidos en tener un cuerpo humano?
Instinto.
El instinto humano es lo que siempre está detrás en cada interacción nuestra con el mundo y otros humanos en él. Es una serie de impulsos que nos dan un punto de partida desde el cual tomar decisiones, el problema es que esos impulsos tienen sus cimientos en circunstancias en que la sobrevivencia de un individuo y la especie siempre estaba en riesgo, y hoy en día nuestra situación es diferente, los peligros se han reducido al punto de que cuando estamos en circunstancias que son incómodas, reaccionamos de más, nos ponemos ansiosos, creamos toda clase de escenarios donde nuestro mundo se acaba.
Hace falta tomar conciencia de nuestro instinto, de cómo nos mueve incluso (sobre todo) cuando suponemos que estamos intentando cubrir nuestras necesidades (que son mayormente preferencias) y, además, somos impulsados por el miedo.
Para terminar esta sección veamos cuáles son los desafíos que presenta este aspecto de la experiencia humana, cuál es la oportunidad que nos da, y cómo podemos identificar cuando estamos siendo acarreados por impulsos instintivos más allá de nuestros verdaderos deseos.
Principal desafío: siempre está presente. Las tendencias de nuestro instinto son la base sobre la que comportamientos posteriores se basan. Cualquier situación que haga que los impulsos del instinto se despierten, hará que otros elementos de la experiencia humana, como la mente racional o el deseo de ayudar y compartir, queden bloqueados o subordinados a lo que el animal humano percibe como sus necesidades de sobrevivir.
Mayor oportunidad: mejorar la calidad de tu persona. El tener un contrapeso con tanta fuerza e insistencia como el instinto hace que debas estar consciente de él lo más constantemente posible para que no deforme tus mejores intenciones de ir adelante y conseguir tus verdaderos deseos (los cuales están fuera de tu zona de confort y, para tu instinto, en la provincia del miedo). Alguna vez oí que lo mejor del ser humano muchas veces se encuentra en ir en contra de su instinto, he allí la gran oportunidad: tu instinto te indica cuál es la dirección en la que probablemente hay mayor crecimiento para ti (ten cuidado: también indica peligros verdaderos, obsérvate, desarrolla tu criterio conscientemente).
Cómo identificar cuándo entra en acción: existen dos formas básicas de identificar a tu instinto en acción, y como el instinto está basado en la experiencia física, es sólo cuestión de poner atención a tu cuerpo. La primera forma es darte cuenta de cuándo estás tenso, la tensión indica que el cuerpo se siente amenazado en alguna forma, junta energía para descargarla en protección de sí mismo. La segunda forma de identificarlo: el miedo. Miedo y tensión van de la mano, se sienten en el cuerpo y también comienzan a desatar toda clase de pensamientos, son tan cotidianos que quizá para ahora te sea clara la importancia de notarlos, pues muchas veces somos influidos por ellos en nuestras decisiones de cada día sin siquiera darnos cuenta.
“Desde mi punto de vista, los seres humanos poseen una naturaleza común, un juego de tendencias o potencialidades inconscientes compartidas que están codificadas en nuestro ADN y que evolucionaron porque les eran útiles a nuestros antepasados millones de años atrás. No estamos al tanto de estas predisposiciones, pero aún hoy motivan nuestra conducta.”
—Helen Fisher
La mente humana
“…es lógicamente imposible comprobar que nuestra experiencia de cada día no es completamente fantasía.”
—Robert Anton Wilson
Ahora vamos a hablar de la mente, ese campo incierto de la experiencia humana que muchas veces parece intangible, irreal y poblado de fantasmas.
¿Alguna vez te has preguntado si tus pensamientos son reales? Yo sí, alguna vez reflexioné algunos días sobre el tema porque, después de todo, lo que sucede en mi cabeza muchas veces se queda sólo allí, no tiene sustancia en el mundo físico. Al final de mi cavilación sobre la realidad de mis pensamientos concluí que sí eran reales: todo lo que experimentamos es real aunque sea subjetivo, aunque no sea cierto.
Lo cual nos trae al gran desafío de la mente humana y es que es capaz de crear cosas que no son ciertas y experimentarlas como reales. Es decir, ideas falsas, escenarios futuros improbables, pensamientos que llenan vacíos con certezas sobre cosas que no es posible conocer en el momento en que se crean dichos pensamientos. Todos son capaces de vivir sin problema alguno en la mente humana.
Éste es uno de los temas que más se han tratado en este blog, pero toquémoslo breve y nuevamente…
- Por un proceso mental interno que puede nombrarse como ‘el Pensador y el Comprobador‘, la mente humana es capaz de pensar en cualquier cosa y comprobarla dentro de sí misma usando la evidencia y falta de evidencia con la que cuenta para crear argumentos que ‘comprueban’ la veracidad de lo pensado. Uno puede pensar que Dios existe o que no existe, que la Tierra es plana o redonda, que Elvis sigue vivo, que Paul McCartney murió hace tiempo, el Comprobador simplemente alineará la ‘evidencia’ de forma que tenga todo esté justificado dentro de la mente.
- Como la mente humana es capaz de creer en cualquier cosa sea cierto o no, resulta que cuenta con un filtro que evita que crea en una pavada cualquiera. Este filtro puede llamarse ‘el factor crítico‘, el cual es un proceso que critica cualquier pensamiento que llega a la mente y que es una creencia potencial. Lo que el factor crítico hace es evaluar la veracidad de cada pensamiento de acuerdo a la experiencia de vida que ha tenido el dueño de cada mente. Ahora, eso es un problema porque la experiencia de una persona (si se le considera como buena o mala) está determinada por una interpretación de parte de la persona, de acuerdo a sus valores y expectativas; lo cual hace que una persona pueda considerar buena una experiencia mientras que otra puede considerar esa misma experiencia como mala. Agreguemos a esto que el factor crítico se inhibe en la presencia de una autoridad respetada por la persona a cargo de la mente, es decir, un persona creerá todo lo que una autoridad que respeta le diga sin siquiera evaluar su veracidad.
A estas dos particularidades agreguemos otras más para ver las complicaciones de convertirse en un psiconauta de tiempo completo:
- Una de las particularidades de ser humano es que, en comparación con otros animales, hemos desarrollado la habilidad de imaginar (corteza prefrontal del cerebro), lo cual nos da la posibilidad de prever escenarios futuros en los cuales podríamos tener problemas. Hasta aquí todo bien: esto es lo que nos ha dado la posibilidad, como especie, de crear nuestra civilización. El detalle está en que es una tendencia natural el imaginar los escenarios más negativos de acuerdo a nuestra limitada previsión de lo que podrá suceder, ya que si prevemos los escenarios problemáticos, tenemos la posibilidad de evitarlos o prepararnos para ellos. Por decirlo de otra forma: somos naturalmente pesimistas y negativos.
- Luego, una de las implicaciones más profundas del proceso del Comprobador es que todas nuestras capacidades mentales (racionales, imaginativas, cognitivas, etc.) se subordinan a él cuando aquello que pensamos y deseamos creer está relacionado con lo que percibimos como una necesidad (un peligro de morir). Es decir que si encontramos que una relación, actividad, experiencia, o lo que sea, representa un riesgo fuerte a nuestra persona, inventaremos racionalizaciones, argumentos lógicos, historias, incluso recuerdos, para justificar (comprobar) cualquier comportamiento que nos parezca nos librará del peligro que percibimos. O sea que el instinto puede imponerse a la mente y usar todos sus recursos para realizar aquello que considera más conveniente, sea cierto o falso, perjudicial a otros o a uno mismo, tenga desventajas a corto o largo plazo.
- Para hacer todo esto más confuso al usuario de una mente humana, resulta que los pensamientos se sienten en el cuerpo. Cada uno de nuestros pensamientos se muestran en sensaciones corporales y en emociones. Puede que sean casi neutros o que reafirmen nuestro estado de humor actual, pero a cada pensamiento corresponde una sensación. Entonces cuando estamos teniendo pensamientos atroces, nos sentimos atroces; o cuando estamos pensando en cosas agradables y felices, nos sentimos bien; y luego cuando pensamos que eso que nos hace felices no es posible, nos sentimos tristes nuevamente. La mente y el cuerpo no son procesos o experiencias separadas, suceden simultáneamente y poner atención a uno puede darnos claridad sobre el otro… O, si no estamos al tanto de esto, puede confundir más nuestras emociones y pensamientos.
Ahora, para comprender y manejar de mejor forma tu mente, te compartiré tres principios que se ha descubierto forman parte de la experiencia humana y que aplican mucho al pensamiento:
- Mente Universal.- éste es el principio que da contexto al resto de la experiencia humana, es lo que se considera la inteligencia del universo en que vivimos, la ‘mente’ detrás de él. Es el escenario en el que todo sucede, eso que es más grande que todos nosotros y del que todos somos parte. Es la fuente, el contexto, el medio ambiente.
- Conciencia Universal.- este principio es lo que nos permite darnos cuenta de lo que sucede en el universo, es lo que nos permite percibirlo y saber que lo percibimos (si no las cosas sucederían sin que pudiéramos reconocerlas). Somos conscientes de todo lo que nos sucede, usamos nuestra conciencia para entender nuestra experiencia y darle sentido e interactuar con el universo.
- Pensamiento Universal.- este principio es el que nos permite crear nuestra experiencia de la vida en este universo. A partir del pensamiento creamos la realidad en la que sucede nuestra experiencia. Como ya comenté, podemos pensar lo que sea y experimentarlo como real, sea cierto o falso dicho pensamiento (además de sentirlo en el cuerpo en forma de emociones y sensaciones). Entonces en los pensamientos que tenemos todo el día está la clave para mejorar la calidad de nuestra experiencia y llevarla a donde deseemos.
Sólo que hay ciertas particularidades acerca del pensamiento que tenemos que considerar:- El pensamiento no se puede controlar. Los pensamientos son eventos que nos suceden. Si alguna vez has meditado sabrás que al meditar no se espera que controles lo que piensas, sino que dejes ir cada pensamiento en vez de aferrarte a él. Cada pensamiento se irá y dará el paso a otro si no le das tu atención, entonces debes procurar dar tu atención a aquellos pensamientos que consideras importantes y despreocuparte por los pensamientos negativos, ya que pasarán.
- La base de nuestra experiencia es el bienestar. En el pensamiento sucede algo semejante a lo que sucede en el cuerpo: cada vez que existe una herida o una disfunción, el organismo (físico o mental) busca volver a estar sano y comienza a acercarse a lo saludable desde el momento en que algo negativo sucede. Las implicaciones de esto son varias, pero la principal es que nuestro estado natural es la felicidad, la alegría, la conexión con otras personas; sólo que, al dar nuestra atención a pensamientos negativos, salimos de ella y nos sentimos bien o mal (mental y físicamente) de acuerdo al pensamiento presente en nuestra atención en cada momento. Deja ir pensamientos, toma los que en verdad desees, y poco a poco te pensarás hasta un mejor estado vital que es tuyo hasta que no salgas de él.
- Todo lo que sientes es un pensamiento. La parte más difícil de comprender es que todo lo que sientes está relacionado con un pensamiento, como ya vimos el cuerpo y la mente son dos fenómenos que suceden al mismo tiempo y no están separados. Entonces si algo sucede en tu cuerpo, tu pensamiento lo altera o reafirma; o si piensas algo, inmediatamente lo sientes en tu cuerpo. Todo lo que podemos sentir en la vida tiene principio en el pensamiento, viene de adentro hacia afuera (aunque estamos acostumbrado a verlo al revés) y en el momento que reconozcas esto y te hagas 100% (no 50% ni 90% ni 99%) responsable de lo que piensas/sientes tu vida cambiará, dejarás de buscar la fuente de lo que deseas afuera y estarás a cargo de tu bienestar.
Principal desafío: lo más fácil del mundo es engañarte/convencerte a ti mismo. Todo lo que piensas lo experimentarás como real, sea bueno o malo para ti, cierto o falso. Si deseas estar convencido de algo, lo estarás.
Mayor oportunidad: crear la realidad en que vives. El hecho de poder crear tu experiencia a partir de los pensamientos a los que das atención te da el poder de escoger la realidad en que quieres vivir y de dejar ir todo pensamiento que no te lleve allí.
Cómo identificar cuándo has desarrollado creencias (hábitos mentales) que no te sirven: pregúntate a ti mismo si lo que piensas es cierto, necesario y amable. Si no cumple con esos tres requisitos, lo más probable es que los pensamientos que estás teniendo no te llevan a una experiencia de la vida óptima para ti. Además, si lo que piensas no se siente bien, probablemente deberías dejarlo ir.
“Recuerda – y esto es muy importante – estás sólo a un pensamiento de la felicidad, estás sólo a un pensamiento de la tristeza. El secreto está en el Pensamiento. Es el vínculo faltante que todos en este mundo están buscando. Es un regalo que se nos dio para tener la libertad de caminar por la vida y ver lo que queremos ver. ¿Qué puede ser mejor que eso? Que tener la libertad de caminar por la vida y ver como un pensador libre, ése es el más grande regalo jamás, ser un pensador libre.”
—Sydney Banks
El espíritu humano
“¿Justicia? ¿Decencia? ¿Cómo se puede esperar justicia y decencia en un planeta de gente dormida?”
—G. I. Gurdjieff
Ahora hablemos del aspecto más elusivo de la experiencia humana y del que resulta más difícil hablar, pero aun así siempre está presente en ella. Primeramente, ¿qué quiere decir ser espiritual? ¿Cómo podemos juzgar que otra persona o nosotros mismos somos espirituales?
Mencioné que el espíritu, si bien en apariencia intangible, siempre está presente en nuestra experiencia, lo cual bien querría decir que todos somos espirituales nos demos cuenta o no. Ahora, si todos somos espirituales indistintamente, ¿cuál es el punto de usar este término? Bueno, creo que, primeramente, quien es ‘espiritual’ es aquel que se da cuenta de esta condición y dimensión extra de la vida humana. ¿Pero en qué consiste?
Bueno, parece que me está costando trabajo definir (como era de esperarse) lo que es ser espiritual…
En algún momento comenté que muchas veces lo mejor de nosotros, seres humanos, parece encontrarse en ir en contra de nuestros impulsos animales que nos hacen percibir todo como un peligro y un riesgo, creyendo que siempre estamos a un paso de la escasez de todo lo que requerimos. Visto así, podemos decir que ser espiritual es una forma diferente a aquélla de ver el mundo: es el estar en el mundo sabiendo que estamos bien, que lo requerimos es accesible y posible para nosotros, donde en vez de ver riesgos y peligros, vemos oportunidades y lecciones, donde el mundo está de nuestro lado y la abundancia de lo que requerimos para crecer está siempre presente, buscándonos tanto como nosotros la buscamos…
Pero ¿cómo se alcanza esta percepción y experiencia del mundo si todo el tiempo nuestro cuerpo y mente nos dicen lo contrario? Allí está el desafío y la dificultad… Nuestra experiencia usual de nuestro instinto apoderándose de nuestras sensaciones y pensamientos oscurece la experiencia y posibilidad de sentirnos en un mundo que nos apoya y tiene todo lo que requerimos.
La dificultad de hablar sobre el espíritu que mencionaba antes es esta misma dificultad que existe en lograr experimentarlo: la percepción de peligro y necesidad se posesionan de nosotros, de todos los recursos que tenemos disponibles; y mientras, el espíritu no grita, mas susurra todo el tiempo detrás del estruendo de nuestras reacciones animales. Cuando el instinto toma control, no podemos escuchar al espíritu, sale de nuestra percepción.
Detengámonos un momento a nombrar este fenómeno que hace imposible percibir nuestra experiencia como seres espirituales. Nombremos concretamente a esta posesión del instinto sobre todos nuestro recursos mentales: Ego. El ego es lo que existe en esa intersección de la tensión física instintiva y la comprobación mental de las historias que nos contamos donde siempre estamos en riesgo. El ego es el hábito y reflejo común e inconsciente de nuestra mente animal.
Y ya que hablamos de ego, detengámonos también a hablar sobre el trascenderlo, que es el tema de varias (teóricamente todas las) tradiciones espirituales humanas…
Trascender el ego es, esencialmente, volvernos conscientes de él, reconocer cómo actúa, cómo nos mueve más allá de nuestra voluntad, pues no estar consciente de él es estar a su merced (estar ‘dormido’). El sólo hecho de volvernos conscientes de su proceder (esto es ‘despertar’, hasta llegar a una experiencia incierta conocida como ‘iluminación’), nos devuelve la libertad de elegir. El verdadero libre albedrío de un ser humano está en actuar más allá de su ego, de su conveniente reacción animal; todo lo que se queda corto de esto es una sombra de las verdaderas posibilidades de la vida humana.
Volviendo a la línea principal que estábamos siguiendo, el espíritu no grita detrás del estruendo que hace el ego, porque la experiencia espiritual es lo que está de fondo en nuestra vida y es aquello de lo que nos alejamos cuando creemos la historia de peligro y escasez que pensamos y comprobamos… simplemente la ignoramos. Así como el cuerpo y la mente tienden naturalmente a la salud y al bienestar (pues es su naturaleza esencial), nuestra vida sucede sobre el bienestar aunque sobre él creemos cualquier otra experiencia.
Ser espiritual es reconocer la plenitud de nuestra experiencia: cuerpo, mente, y espíritu. Si con nuestro ego ignoramos al espíritu, nos sentimos separados y desconectados del medio del que somos parte, nos creemos solos y únicos, alejados de aquello que nos nutre: el mundo, otros seres humanos, la vida misma.
La conexión con el medio en que vivimos también es una parte fundamental de la experiencia espiritual, pues el reconocimiento de la interconexión de todas las cosas y seres que existen, nos da una mejor y mayor comprensión de la realidad, de quiénes somos y de qué es posible en este mundo. Debemos darnos cuenta de que nada existe en aislamiento en este mundo en el que estamos, todo lo que existe, existe en relación a otra cosa. Basta con ver el mundo natural: ciertos animales se alimentan de animales más pequeños, que a su vez se alimentan de insectos y plantas, que a su vez se alimentan de otros bichos, y las plantas se alimentan del sol y el suelo donde están (y todos los anteriores requieren agua y aire para vivir). Todo soporta la existencia de todo lo demás… Incluso pensemos en todos los objetos y construcciones creados por los humanos: no existen sólo porque sí, no surgieron de la nada, sus formas y funciones están relacionadas con las necesidades y particularidades de sus creadores, no tendrían sentido fuera de un contexto humano (ejemplo: un auto oxidándose a la intemperie).
Este reconocimiento de la interconexión debe empezar por nosotros mismos, darnos cuenta de que cuerpo, mente, y espíritu, son en realidad ‘cuerpo-mente-espíritu’, o simplemente: la experiencia y condición humana. Así como jamás hemos conocido en nuestra experiencia cotidiana el tiempo sin el espacio ni el espacio sin el tiempo, jamás hemos conocido algo como ‘cuerpo’ o ‘mente’ o ‘espíritu’, nuestra experiencia es algo completo y global (lo que sucede en uno, también sucede en otro), estas palabras sólo las usamos para comunicar y expresar nuestra experiencia (la única función y realidad de las palabras), no son la experiencia en sí.
Cuidar tu cuerpo: cómo lo alimentas, cuánta actividad física realizas, cuánto descanso le das, también es parte de esta experiencia humana entera. El estado de tu cuerpo afecta el funcionamiento de tu mente y tu capacidad de percibir lo espiritual de tu vida cotidiana. Así mismo, cuidar tu mente: qué ideas y pensamientos ocupan tu atención, es algo que afecta a tu cuerpo y tu vida espiritual. Para cuidar tu espíritu pon atención a todo lo demás (cuerpo y mente), y a qué intención tienes para realizar todas tus acciones, y con quién pasas el tiempo que tienes en esta vida.
También tomemos en cuenta que jamás nos hemos experimentado fuera de un medio que nos contiene (nuestro planeta, el universo entero… de hecho, somos parte de la naturaleza aunque el ego nos haga pensar que somos algo separado y superior), y siempre hemos encontrado que nuestra experiencia existe en relación a otros. Toda acción que realices puede afectar a otras personas (y a cualquier ser en este planeta) debido al alto grado de interconexión que hay entre todo lo que existe. Si causas daño a alguien, no sólo lo afectas a él, sino a todas las personas que entren en contacto con dicha persona. Y eventualmente lo que haces a otros te afecta, incluso si no puedes reconocer cómo esos efectos te alcanzan de una forma diferente (nota: la venganza no detiene este ciclo, conocido como ‘karma’).
Reconocer esta interconexión también es un aspecto fundamental de la experiencia espiritual humana. El hecho de saber que estamos conectados y relacionados nos permite comprender a otros: su alegría y sufrimiento. Todos conocemos el dolor y todas las emociones humanas, el comprender lo que otros sienten, nos permite evaluar cuál es la acción correcta en relación a otros. De hecho, nuestras relaciones cotidianas con otras personas y seres vivientes son el principal campo de acción en el cual se muestra la calidad de nuestra conciencia, es decir, en qué persona nos hemos ido convirtiendo.
Para terminar con el espíritu, veamos la forma en que se manifiesta día con día… Así como el cuerpo se expresa en sensaciones (como la tensión), y la mente en pensamientos, el espíritu se muestra principalmente en la forma de intuición y claridad. Recordemos que ser humano es tener cuerpo-mente-espíritu, de los cuales el espíritu es el componente más volátil y sutil de los tres. Entonces, principalmente se nos muestra en conjunto con sensaciones y pensamientos (razón por la que es fácil ignorarlo si estamos inmersos en el ego).
La intuición, como yo me refiero a ella, principalmente sucede en nuestro cuerpo, son esas sensaciones (corazonadas, sensaciones viscerales) que nos hablan sobre algo: si algo o alguien es bueno o malo, si cierta decisión es acertada o no, hacia dónde dirigirse cuando estamos perdidos. Aquí entran todas esas sensaciones que parecen tener razón y que no podemos explicar, es decir, que (curiosamente) no son racionales mas son verdaderas. Nuestra intuición, al suceder en el cuerpo no es algo que podamos analizar, simplemente es una sensación y certeza que se siente bien o mal y que es fácil descartar si estamos concentrados en nuestros pensamientos y su dudosa capacidad de analizar la realidad (pues en realidad la crean). Para usarla, tenemos que dejarnos sentir y olvidarnos por un momento de estar en lo correcto… todo un arte, francamente.
Ahora, el espíritu también se muestra en la claridad que existe en ciertos pensamientos que tenemos, aquellos que llegan casi con pasos e instrucciones para proceder. Estos pensamientos, como ya vimos, llegan por sí solos, son parte del sistema en el que existimos. Para poder reconocerlos basta dejar empeñarnos en comprobar y justificar todo lo que pensamos y deseamos, basta con dejar ir para notar pensamientos nuevos que llegan a nuestra cabeza, pensamientos que nunca hemos tenido y que, por eso mismo, representan nuevos caminos por los que podemos progresar en vez de estar repitiendo todos los viejos comportamientos conocidos que cargamos. Ésta es nuestra sabiduría interior, para escucharla, debemos escoger entre si queremos tener la razón o aprender algo nuevo y avanzar en la vida.
Repasemos los desafíos y oportunidades de crecimiento que trae el ser espirituales en nuestra vida:
Principal desafío: el espíritu humano es sutil, no grita, susurra, y es fácil no sentirlo ni percibirlo. La espiritualidad es lo que está de fondo de toda nuestra experiencia, es el medio en el que sucede la vida (naturaleza, interconexión, bienestar). Así que el tener nuestra atención en sensaciones y pensamientos negativos hace que el plano espiritual sea invisible, que la felicidad y bienestar que es natural se vuelva elusiva. Para percibir lo espiritual de nuestra vida cotidiana hace falta estar presentes en el momento, aceptando y reconociendo lo que sucede de un instante a otro sin aferrarnos a lo que fue o a nuestra idea de lo que debería ser.
Mayor oportunidad: el abrir nuestra vida a las dimensiones espirituales de la experiencia humana hace posible alcanzar la sensación de ser parte del todo, estar conectado a todo lo que es, descubrir que todo está bien, y aprender y crecer consistentemente. Esta conexión permite que reconozcamos el apoyo en cada situación en que nos encontramos aunque parezca negativa, permite que sepamos que somos parte de una red en la que lo que requerimos y deseamos es posible, en vez de suponer que siempre estamos en riesgo; y en donde lo que damos es lo que creamos posteriormente para nosotros mismos.
Cómo saber cuándo no tengo acceso a mi espíritu: cuando estás tenso físicamente y envuelto en pensamientos de escasez, separación y negatividad, es decir, cuando estás enfocado egoístamente en tus necesidades y en cómo puedes obtenerlas manipulando el exterior.
Cómo conectar con tu espíritu: primeramente, siente tu cuerpo y observa tu mente. Haz un pausa, deja que lo que te perturba pase, no te aferres a pensamientos y caprichos. Deja que poco a poco venga a ti un estado más tranquilo y pon atención a los susurros que te dirigen, aquellos que te hablan de oportunidades, posibilidades, y cómo apoyarte a ti mismo apoyando a otros.
Cómo reconocer el estado de mi vida espiritual: todo el tiempo nuestra vida es espiritual, es el fondo de nuestra experiencia. Para reconocer cuál es la condición y calidad de tu conexión con el mundo basta observar cuál es la calidad general de tu experiencia del mundo (tu vida), de tu relación con otros, y ver si el universo apoya tu desarrollo o lo detiene. Después de todo, en un mundo donde todo está conectado, como en un organismo, aquello que es benéfico recibe todo lo que requiere para salir adelante, mientras que algo destructivo es detenido.
“El ser humano es ignorante sobre la naturaleza de su propio ser y sus poderes. Incluso su idea de sus limitaciones está basada en su experiencia del pasado, y cada paso en su progreso extiende su imperio. Por tanto, no hay razón para asignar límites teóricos a lo que puede o no hacer.”
—Aleister Crowley
Bien, esto es brevemente lo que puedo decir sobre la naturaleza de la vida humana, sus desafíos y oportunidades. Existen muchos rincones y detalles de ser humano que son un mundo en sí mismo, así que espero que este recorrido global por la compleja experiencia humana te haya ayudado a tener más curiosidad sobre tu persona, espero que te estés preguntando por qué haces lo que haces y cómo puedes aumentar la calidad de tu vida reconociendo los varios fenómenos que te suceden en cuerpo mente y espíritu.
Espero que hayas encontrado pistas para tener mayor libertad en el mundo y que veas en qué formas tu libertad se ve mermada por aspectos que desconoces o ignoras de ti. Después de todo, la libertad que tenemos como seres humanos no es tan absoluta como comprobamos (jactándonos de ello), realmente tenemos muchas tendencias que son automáticas incluso mecánicas y cuyo desconocimiento hace que vivamos una experiencia menos rica de la que es posible.
Nuestra libertad consiste en ser libres de ser solamente lo que somos. Nada más. Si desconocemos lo que somos (junto con nuestras posibilidades y desafíos) difícilmente podremos ampliar nuestras capacidades, sólo andaremos en círculos repitiendo los mismos patrones una y otra vez sin saber que la clave para ir más allá de lo que conocemos está en nosotros mismos.
Somos libres de ser lo que somos: animales con una mente capaz de abstraer e imaginar, capaces de reconocer su conexión con el universo (la naturaleza) y usarla a su favor.
Probablemente somos más que esto.
Pero ¿cuánto sabes sobre ti mismo?
¿Cuánto estás dispuesto a ver?
¿Qué quieres descubrir de ti hoy?
¿Qué vas a hacer contigo mismo?
¿Tienes alguna pregunta?