Era una persecución de película
con mucha velocidad y adrenalina, ni la mejor tecnología cinematográfica podría
reflejar dicha escena. Disparos iban y venían, explosiones por doquier en plena
Alameda. Fue en la esquina de Miraflores que nos detuvimos en un semáforo, mire
al sujeto fijamente a los ojos a través de la ventana baleada de mi auto, ahí
estábamos los dos. Yo de policía, y el niño que disparaba con su dedo de criminal.
Revista Literatura
Era una persecución de película
con mucha velocidad y adrenalina, ni la mejor tecnología cinematográfica podría
reflejar dicha escena. Disparos iban y venían, explosiones por doquier en plena
Alameda. Fue en la esquina de Miraflores que nos detuvimos en un semáforo, mire
al sujeto fijamente a los ojos a través de la ventana baleada de mi auto, ahí
estábamos los dos. Yo de policía, y el niño que disparaba con su dedo de criminal.
