Revista Talentos

Políticamente (in)correcto

Publicado el 25 junio 2015 por Isabel Topham
Tengo un pequeño librito encima de mi mesilla de noche que siempre me gusta abrirlo por cualquiera de sus páginas y leerlo al irme a dormir. Sea para concienciarme de lo que soy, como de lo que quiera ser algún día y no pueda (por motivos obvios) como de lo que no soy; aunque nadie me comprenda, ni sepa de lo que hablo. Aunque ese "nadie" sea yo. Siempre mantengo conversaciones interesantes conmigo, pero será porque soy yo ambas personas que siempre llegamos a la misma conclusión. Y siempre se empeña, quien se empeñe, en reflexionar sobre este mundo, en "lo políticamente (in)correcto" que sea la condición humana. Sí, porque lo correcto se consume bajo el prefijo in- el no hacer porque está mal, o simplemente porque otros no han sabido llegar hasta allí que, ya por eso se ve mal.
Todos nos quejamos de lo mal que gobiernan los políticos, y TODOS una vez tienen el poder se comportan igual que ellos. El profesor que exije a sus alumnos respeto, una vez que le ha faltado con alguno de ellos. E incluso sin venir a cuento. El padre que le dice a su hijo que no le pegue a su hermano y, seguidamente, le da un bofetón; como aquel desconocido que, tras dar una calada al cigarro que tiene en mano te dice tranquilamente que fumar está mal.
Aquellos que van de moralistas por las redes sociales, y luego son los primeros en faltar al respeto cuando ven a alguien que no les agrada a la vista; los que pasan de largo cuando ven a un vagabundo en la puerta del supermercado o simplemente se creen superiores al resto. Meto también en este mismo saco a los que defienden los derechos de los animales pero, se llaman a sí mismos "monstruos" por pertenecer a la raza humana. Sí, hacer oídos sordos a los problemas que ocurren día tras día en la piel de otras personas, es llamarse a sí mismo hipócrita. Una palabra que me parece lo más rastrera y penosa con uno mismo Me da bastante lástima todos aquellos que se comportan de manera contraria a lo que piensan por quedar bien delante de alguien.
Aquellos que te dicen lo mal que lo haces por el simple hecho de que lo dejes a medias, por envidia, o el intento de que sigas su fracaso como ejemplo. Los mismos que te obligan a ser el mejor en aquello que te exigen sin darte la oportunidad de conocer tu talento y potenciar tus habilidades. Quienes te arrojaron al vacío cuando pensaste que te amarraba la cuerda que ellos mismos te pusieron alrededor de la cintura a modo de cinturón de seguridad, y fueron los primeros que se fueron a celebrarlo al primer bar que les pillaron de camino al verte con la soga al cuello de no saber qué hacer en ese momento.

Una "lista" demasiado interminable como para seguir escribiendo con el sueño que tengo ahora pero, voy a añadir para todos aquellos que acaben odiando este "relato" que mejor será dejarlo a medias a dejarlo sin hacer.

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