¿Por qué haces lo que haces?

¿Conoces las razones que tienes para hacer todo lo que haces?
¿Por qué trabajas como lo haces y en donde lo haces?
¿Por qué te relacionas del modo en que lo haces?
¿O por qué deseas justo lo que deseas?
¿Qué hay detrás de esas razones?
¿Cuál es tu motivación?
¿Cuál es tu intención?

Es común que vayamos por la vida preocupados por cuál será el siguiente paso que nos dirigirá hacia nuestras metas. Pero más fundamental que los mapas son las razones que tenemos para movernos en esa dirección. Nuestras acciones son efecto de nuestras motivaciones, tanto como el alcanzar un objetivo es producto de nuestras acciones. Al final y al principio está nuestra intención. Entonces, una pregunta más:

¿Se puede tomar una decisión correcta por las razones equivocadas?

Yo pienso que no, que ésta (como tantas), es una pregunta que tiene un error dentro de sí. Nuestras intenciones de hecho son lo mismo que nuestras decisiones y por eso es que debemos ser conscientes de ellas, sobre todo si queremos una vida en la que participemos activamente y no sólo reaccionemos ante las circunstancias.

Si nuestra razón para hacer lo que hacemos es el miedo (y todos sus derivados: dependencia, mentalidad de escasez, necesidad de ser validado por otros, …) nuestros actos y resultados tenderán a estar teñidos por él y a buscar perpetuarse en círculos viciosos de los que, una vez vueltos costumbre, será más difícil salir.

Así es que estar alerta de lo que te mueve debe ser una prioridad en tu vida. Más que preguntarte cuál es la acción más conveniente o correcta, piensa en cuál se siente mejor, toma la decisión que tomaría la persona en que quieres convertirte y enfócate a mejorar cada vez tu intención.

Hay que mencionar que bajo esta luz todas las acciones son más o menos equivalentes o, incluso, podemos decir que no tienen valor en sí. Para ti una acción no tiene mayor valor que otra. no por sí misma, sino por tu deseo y voluntad, por la emoción relacionada a ella. Una se siente mejor que otra, pero hay otras que se sienten aún mejor. Tú puedes crear las opciones que deseas para ti, no sólo atenerte a lo que se te ofrece.

Olvídate por un momento de lo que quieres y concéntrate en cómo quieres sentirte al llegar allí.

Ten presente tu motivación ante cada acción que tomas.