El buscar a alguien con quien compartir nuestra vida es una de las necesidades humanas más básicas; somos seres sociales y, cuando estamos rodeados de personas que nos apoyan, es cuando la calidad de nuestra vida es mayor y cuando mejor podemos expresarnos en todos los ámbitos de nuestra vida.
También el ámbito de las relaciones humanas es el más conflictivo de todas las áreas de experiencia humana. Está plagada de desacuerdos, luchas, engaños, manipulaciones, y toda clase de conflictos que parecen increíblemente difíciles de resolver (claro, sin descartar todo lo bueno).
Ya sean parejas, familiares, amigos, o cualquier otro tipo de relación, ¿para qué quieres a otra persona en tu vida? ¿Cuál es tu principal motivación para buscar compañía? ¿Qué es lo que ganas al dar tu tiempo, atención y energía a otros?
A continuación veamos tres motivaciones que pienso son comunes en nuestras relaciones (y que se interrelacionan), trata de identificar cuáles usas tú y con qué personas:
1. Conveniencia
Hay personas a las cuales buscamos principalmente porque con ellas nos divertimos, la relación es esencialmente superficial, sabemos algunas cosas de sus vidas pero la relación con el otro no tiene gran importancia, no nos involucramos más allá de pasar un buen rato, nos buscamos sólo para convivir brevemente y aprovechar lo que el otro trae a la interacción.
El problema aquí (y en todos los tipos de relaciones) existe cuando una parte quiere algo diferente al otro. Quizá un amig@ de pronto quiere comenzar una relación más emocional con nosotros, pero no estamos realmente interesados, estamos bien sin ningún tipo de compromiso, quizá incluso tratamos de mantener las cosas como antes, o permitimos que el otro cambie su forma de relacionarse con nosotros mientras nos mantenemos igual. Ésta es una gran fórmula para terminar en una relación abusiva, donde no se da lo que se recibe.
2. Seguridad
Cuando uno está fuertemente relacionado emocionalmente con alguien más o cuando la carencia de alguien en nuestras vidas es muy marcada, es que tendemos a desarrollar una “necesidad” por otras personas (frecuentemente una persona en específico). Sentimos una fuerte ansiedad por ser parte de algo más que nuestra sola persona, el problema es que nuestro bienestar comienza a depender de con quién estamos, comenzamos a definirnos y darnos valor por nuestra capacidad de mantener a alguien con nosotros, alguien que nos complete y proteja de algo, algo cuya definición parece incierta.
Precisamente este mecanismo es el que evita que las relaciones que tenemos sean saludables, las hace susceptibles de entrar en juegos de manipulaciones. En este estado somos incapaces de pararnos en este mundo seguros de nuestro propio valor, resulta difícil movernos sin otros que nos validen, perdemos nuestro propio poder y fortaleza.
3. Compartir
Esta tercera razón de buscar una relación es probablemente la única saludable de las tres. Se refiere a realmente compartir, no sólo tomar estímulo y validación de otros con el siempre presente riesgo de entrar en abusos y manipulaciones. Se trata de crear una relación, ser consciente de cómo evoluciona, constantemente establecer a dónde queremos que vaya y qué forma queremos que tenga. En ella no sólo se comparten las emociones y el tiempo que pasamos juntos; se comparte un viaje y camino por recorrer, se comparte una visión de las personas que queremos ser y las experiencias que queremos crear a nuestro alrededor.
Las relaciones donde en verdad nos compartimos se tratan del crecimiento de las personas involucradas. Y esto requiere un compromiso, el cual no está presente en las otras dos motivaciones, pues para comprometerse se requiere elegir en completa libertad; si no, es una obligación. Este compromiso implica escuchar y comprender al otro, encontrar lo mejor para ambos, juntos y por separado. Eso es de verdad querer a una persona: buscar su bienestar, ayudarle a crecer voluntariamente.
Esto quiere decir que también debemos aprender a dejar ir, las relaciones que tenemos nunca se tratan sólo de nosotros, sino de todos los involucrados, y todas han terminar en algún momento. Una relación es algo en lo que cooperamos, que existe más allá de nosotros, es una creación más: es un escenario, una historia, una figura, una melodía, un diálogo. Y las historias tienen un fin, y otras comienzan.
Dime, de estas posibles formas de relacionarte, ¿cuál usas más tú? ¿Cuál quieres para ti? ¿Cuál resuena con lo que en verdad deseas vivir?