El comandante de la guardia suiza observó desde la puerta del refectorio, el cuerpo sin vida de la joven monja. Pasaban algunos minutos de las doce, cuando Erik había recibido en su despacho la llamada de su ayudante. Todas las pruebas apuntaban a un intento de violación.
El cadáver se encontraba en el comedor, que obispos y cardenales hacían servir durante sus visitas a la curia, además de ser el lugar habitual de trabajo de sor Daniela.
En el sitio fueron encontrados: un botón de color morado, un pañuelo con las iniciales AP y una agenda con algunas páginas rasgadas. El lugar y las pruebas, apuntaban hacia alguno de los miembros eclesiásticos, que allí comían.
Estaba a punto de abandonar la escena, cuando por el pasillo apareció uno de los cocineros, con un carrito de alimentos. Éste al percatarse de que la policía se encontraba en el lugar, se aturdió aunque continuó avanzando en dirección al comedor. Al llegar a la altura de donde se encontraba Erik, éste observó que a la manga izquierda de la chaqueta le faltaba un botón, que debía hacer juego con el de la derecha, que era morado. El nombre bordado sobre el pecho (Antonietti Pisano), acabó por decidir al policía que éste era el asesino.