¿Pueden tus metas apartarte de lo que quieres?

Tienes que saber lo que quieres
Estábamos en una plática y el hombre que hablaba nos decía que teníamos que saber lo que queríamos en la vida. Se puso a sí mismo como ejemplo para dar a entender esto.

Nos contó cuando, tras un rompimiento, decidió darse un tiempo antes de volver a comenzar una relación. Y escribió una lista. Escribió todas las cosas que deseaba en una mujer. Lo meditó mucho y en algún momento tuvo la versión final de su lista y salió de su relativo aislamiento con algunas hojas describiendo lo que debía tener su mujer ideal.

En el mundo mostró su lista a las mujeres que encontró para que ellas mismas le dijeran si cumplían con sus requisitos. Así estuvo un tiempo y, un día, una amiga suya estaba revisando su lista, pasando por cada elemento de ésta. Y ella le preguntaba por qué quería tal o cual cosa que a ella le parecía rara o insustancial.

Y en cierto momento, su amiga, cansada de la lista, la echó a volar, la aventó. Y él, con cierta preocupación y ansiedad, vio cómo su lista caía al suelo, después de todo allí estaba lo que quería… Y entonces se dio cuenta de algo: ella, su amiga, era la mujer que quería.

¿Sabemos lo que queremos?
Una semana después de escuchar esta historia me pregunté a mí mismo si la lección en verdad era que tienes que saber lo que quieres.

Porque él ‘sabía’ lo que quería, pero teniéndolo enfrente suyo no era capaz de verlo. Sólo cuando ella descartó su lista pudo reconocer que no quería hojas con palabras sino algo vivo, una persona. No su idea, una realidad.

Porque puede ser que aquello que queremos no es como esperábamos, no tiene la forma que nosotros creíamos.
Porque puede que sepamos menos sobre lo que deseamos de lo que creemos.
Porque puede que el punto de encontrar y conseguir lo que deseamos sea encontrar una sorpresa, algo con vida propia.

Cuando deseamos algo, ya sea un cambio interno o externo, lo que estamos haciendo es tener un diálogo con el universo. Nosotros hacemos una pregunta (nuestro deseo) y el universo nos responde. Y no importa cuánto sepamos del universo, siempre es más lo que ignoramos que lo que en verdad sabemos. Jamás podremos saber cómo resultarán las cosas. Siempre ha sido así.

Pero nos preocupamos por controlar el futuro, por atar todos los cabos que somos capaces de ver. Creemos que sabemos. Nos encaprichamos y nos estresamos en vez de reconocer lo que es.

Quizá entre más específicos y rigurosos somos en cuanto a lo que queremos, más ciegos somos a lo que en realidad está pasando. Puede que estemos avanzando con los ojos en nuestras listas en vez de apreciar lo que está sucediendo en este instante en este viaje que es la vida. Nos perdemos de la vida buscando la vida. Matamos la creación.

Quizá, por un momento, tenemos que olvidarnos de nuestros deseos para poder reconocer lo que hemos creado. El punto es descubrirnos en la vida. Y conversar. Y dar y recibir.

¿Tú sabes lo que quieres?
¿Estás absoluta e irrevocablemente seguro de que es así?