Raro

Era un lunes festivo, decidió apalancarse en la silla y disfrutar del sol invernal ,acompañado de una novela de Matilde Asensi, popularmente conocida como la versión femenina de Arturo Pérez Reverte, cosa que muchos críticos literarios dados a poner etiquetas habían puesto de moda tiempo atrás.Siempre le resulto divertido leer todo aquello que caía en sus manos a excepción de los prospectos médicos a los cuales evitaba.Leer para él, era el único vicio donde no hacía falta mancharse las manos, ni comprometer a terceros, ni depender de agendas de difícil cuadratura.Además no hacía falta un gran desembolso como en la mayoría de deportes, le bastaba con sus dedos para pasar las páginas actividad que a buen seguro no le produciría ninguna hernia, teniendo una, no estaba por la labor de repetir experiencia.Prefería dejar volar su mente con un buen libro, tampoco tenía valor para experimentar con sustancias sicotrópicas, lo consideraba una perdida innecesaria de recursos irrecuperables.La lectura según recordaba era la mejor manera de vivir otras vidas, sin necesidad de sufrir ningún mal mental.Siempre tenía presente lo tarde que había descubierto aquel vicio tan higiénico y económico ,carente de contraindicaciones ,aunque su abuela le dijera cada cierto tiempo que si leía tanto, iba a acabar como Don Quijote, lo cual consideraba de todo punto exagerado.Devorar libros era su vicio favorito, un placer al que no estaba por la labor de renunciar, se encontraba en esa fase en la que no hacía ascos a ningún texto, aunque su autor no fuera conocido.Quizás fuera un esnob, pero que se puede esperar de un tipo que se levanta pensando en leer y se acuesta pensando en que engullir para esperar a Morfeo.