Revista Literatura

Relato: La Grieta

Publicado el 22 mayo 2015 por Cabaltc

Extraído del diario de Ben Cornell

Diario, 1 Julio 2010

He encontrado una vivienda unifamiliar perfecta cerca del trabajo. Tiene tres plantas, tres habitaciones (dos en el piso de en medio y otra en el ático). Una cocina bastante grande, un salón enorme y un par de baños completos. Es perfecta, pero no sé cómo voy a pagarla.

Diario, 11 Julio 2010

Sé que no va a ser la mejor manera de vivir, pero mi única opción para poder alquilarla es ir a vivir con otra persona. Será cuestión de encontrar al compañero (o compañera) adecuado para compartir casa. Mis amigos están todos independizados por su cuenta, así que empezaré a buscar en el equipo y en el trabajo. Espero que James o Fred quieran venirse a vivir conmigo, no sé si soportaría a alguno de los otros.

Diario, 10 Marzo 2013

¡Freddy se marcha a Australia! Menuda sorpresa más… menuda mierda. Otra vez voy a tener que buscar a alguien para vivir en el ático.

Diario, 15 Marzo 2013

El chico nuevo del trabajo, Frank, está buscando apartamento. Es un tipo peculiar, lleno de contrastes. Si hablas con él es el hombre más amable, gracioso y simpático del mundo. Pero si le observas mientras cree que está sólo, ves cómo una máscara de seriedad y preocupación recorre su rostro. ¿Qué es lo que andará pensando todo el rato? En fin, es mi única opción si quiero mantener la casa, tendré que ver si le apetece compartir casa.

Diario, 20 Mayo 2013

Frank por fin ha decidido venir a casa. No sé qué es lo que le ha tenido casi dos meses pensándoselo, pero casi retiro mi oferta de compartir casa con él.

Diario, 20 Mayo 2014

Frank no está. ¡Ha desaparecido! Se metió en su cuarto anoche, cerró la puerta por dentro y… Ahora no está. ¿Cómo lo ha hecho? Sus cosas están aquí, he tenido que desmontar la cerradura… la ventana del techo está cerrada (atascada de hecho) y las puertas de casa tenían la llave echada por dentro. ¿Dónde coño ha ido?

Diario, 17 Junio 2014

Cada vez me cuesta más encontrar a alguien que quiera venirse a vivir a la habitación vacía del ático. Los rumores corren más rápido que la pólvora y las supersticiones y los miedos van aún más rápido que los rumores. Maldito Frank, nunca tenía que haberlo aceptado como inquilino. Lo único que me dejó antes del… incidente, fueron un montón de ropa sucia, doscientas cincuenta libras, su diario, un agujero en la pared… ¡y un litro de raticida! Ni siquiera fui capaz de encontrar su portátil. ¿Dónde ha ido?

Diario, 7 Agosto 2014

Voy a tener que abandonar la casa. Nadie quiere venir a vivir aquí. Ni siquiera sé por qué sigo queriendo yo vivir aquí. Mierda Frank… He leído tu maldito diario. Si hubiera sabido que estabas loco te habría mandado a freír espárragos, ¡y bien lejos! No sé qué voy a hacer con él, pero me voy a guardar este diario… igual alguien más listo que yo entiende de qué narices hablabas todo el rato.

Diario, 23 Agosto 2014

Ya no puedo pagar el alquiler, bueno a decir verdad… desde hace dos meses. El casero quiere que me vaya antes del 1 de septiembre. Me han ayudado a sacar todas mis cosas y a meterlas en un guardamuebles. Helena se ha ofrecido a acogerme en su casa mientras encuentro otra cosa (ahora o nunca chaval, es tu oportunidad).

Antes de irme voy a tapar la grieta del cuarto de Frank. No creo que el casero me quite la fianza por eso, pero la verdad es que es un desperfecto demasiado grande y demasiado llamativo como para dejarlo donde está.

Diario de Frank Higgs

Extrañas nubes de incertidumbre y pesar colman mi mente y mis pensamientos. Estoy sólo rodeado de gente. Estoy triste cuando sé que debería dar saltos de alegría. ¿Qué he hecho para merecer esto?

Intento integrarme con la sociedad, pero sigo sintiéndome sólo y excluido. Todos ríen mis gracias, todos me saludan y a nadie le importa hablar conmigo. Sin embargo, en cuanto dejo de tirar de ellos, todos desaparecen. Me rehuyen, están incómodos en mi presencia. ¿Qué clase de aura rodea mi alma? ¿Por qué todos parecen querer esquivarme?

La niebla cada día es más espesa. Sonreír y relacionarme es cada vez más complicado. Y el dolor ya no me calma. Creo que mi compañero se está empezando a dar cuenta de la rojez de mis ojos y de mis manos. Espero que no suba a mi cuarto a inspeccionar, porque verá la grieta que he abierto en la pared de mi cuarto.

La grieta tiene algo mágico en su interior. Si concentro mi desasosiego y mi pesar lo suficiente, puedo conseguir que el mundo entero desaparezca. Dejo de sentir, de ver y de oír. Sólo queda la grieta. Su efecto es como un bálsamo en mi magullada mente. ¿Cómo he sido capaz de crear algo tan magnífico? Yo que sólo soy capaz de destruir.

No puedo dejar de pensar en ella. Hasta en el trabajo me persigue esa grieta. Al principio era el medio que tenía para relajar mi cerebro y frenar mis negros pensamientos, pero ahora… ahora ha pasado a convertirse en una obsesión. La veo en mi mesa, en el autobús, en la comida… la veo majestuosa en el cielo las veces que me atrevo a levantar la mirada. La siento dentro de mi. Late al ritmo de mis pulsaciones.

Ha pasado otra semana más. He intentado tapar la grieta, pero cuando vuelvo del trabajo la cobertura ya no está, y la grieta es un poco más grande que antes. Parece reírse de mi.

He intentado dejar la casa, pero no me salen las palabras. Mi compañero cree que estoy loco. No me extraña, le paro por la escalera, le digo que tengo que decirle una cosa y… me quedo en blanco. No puedo pensar. No, sí que puedo pensar, pero sólo en la grieta. Cuando intento abandonarla o hablar de ella invade mi mente con una potencia arrolladora y me bloquea. Creo que está creciendo, pero no me atrevo a mirarla.

El pesar y la desolación me llenan. Me abruman. No puedo más. No puedo más. Esta noche voy a enfrentarme a la grieta. Creo que lo que ella quiere es que la cruce. Pues bien, eso es lo que voy a hacer.

Periódico, 1 de Septiembre de 2014

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Se alquila casa de tres plantas. Tres habitaciones, espaciosa, luminosa y situada en el centro. Pequeño jardín trasero, gran cocina y enorme salón. Precio económico.

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Ben Cornell, desaparecido.
Frank Higgs, desaparecido.

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Escrito por David Olier para el blog El Rincón de Cabal.

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