EVOLUCIÓN DE LA SITUACIÓN POLÍTICA DEL MOMENTO —En la Palestina del siglo I y bajo la dominación romana, se produce el nacimiento de una nueva religión: EL CRISTIANISMO.
El territorio disfrutaba de una relativa estabilidad. Pero era una sociedad en la que existían numerosos grupos religiosos. El más rebelde de ellos, denominado “zelotas”, agrupaba en sus filas aquellos miembros del pueblo judío, que ansiaban una emancipación política mediante lo que hoy llamaríamos guerrilla urbana.
Pero a raíz de la primera guerra judía, desaparecieron de la escena grupos religiosos como los esenios o los saduceos, quedando vivas las corrientes religiosas de los fariseos y judeocristianos.
Estos últimos se encontraban cada vez más alejados del judaísmo, ante las novedades aportadas por Jesús. No será hasta el año 80 de la era, cuando los fariseos se deciden a expulsar a los judeocristianos de sus filas, prohibiéndoles su presencia en las sinagogas.
Lo dicho hasta ahora, revela que el cristianismo emerge dentro del judaísmo. Los primeros años de esa existencia, toman como parte de su enseñanza junto con las palabras de Jesús, las escrituras hebreas.
Esta situación ofrece ventajas al cristianismo. Éste al igual que el judaísmo, pretende subordinar a la religión, la vida entera del hombre. La afirmación de Jesús, de que él es el Mesías esperado, representa directamente el cumplimiento del judaísmo.
Otro aspecto a destacar es, que el judaísmo había elaborado un monoteísmo moral, claramente expresado y exigido sin ningún tipo de reticencias. Como desventajas y peligros, el judaísmo ofrecía al cristianismo la unión nacional con su piedad exteriorizada en las obras. Mientras, que en el cristianismo sus dos rasgos fundamentales son: la exigencia de interioridad y la universalidad.
Con la extensión de sus dominios, Roma y su entorno ofrecían a sus habitantes una religión alejada del sentido de la conciencia, pero a cambio exigían la aplicación de un culto externo.
Esta exigencia consistía en ofrecer sacrificios públicamente.
Con la llegada al poder del emperador Constantino (promotor de la concesión de la libertad de culto) el cristianismo inicia un camino de desarrollo, que se verá reforzado con el Edicto de Tesalónica.
Es a partir de ese momento, cuando en la vida de la Iglesia, se inicia un trabajo de reflexión con el propósito de hallar la formulación teológica y doctrinal de los principio de la fe cristiana.
En algunos casos esta formulación, es una respuesta a las desviaciones o herejías, que desde sus orígenes y en todas las épocas, están presentes entre sus miembros.
Entre las herejías principales de los primeros siglos encontramos:
Judaizantes- Grupo de cristianos que consideraba el cumplimiento de la ley judaica como condición para formar parte de la Iglesia.
Milenarismo- Defienden el retorno inmediato de Jesucristo.
Gnosticismo- La fe cristiana mezclada con las ideas filosóficas, platónica, pitagórica, etc…
Docetismo- Sostenían que Jesucristo había asumido un cuerpo aparente, por lo que la humanidad quedaba reducida a la apariencia.
Maniqueísmo- Mantienen la existencia de dos principios: el bien y el mal.
Los Concilios fueron el fórum para solucionar o discutir aquellos aspectos de la doctrina, que en función de unos u otros podían consistir en herejías o desviaciones.
En estos Concilios vemos que el poder político del momento, hace suyo el mismo por un interés en mantener la unidad del imperio.