Revista Talentos
Saunas heteros
Publicado el 01 mayo 2010 por McaellasAlmuerzo en Can Drama. Dos colombianos, dos catalanas, un escritor y yo. Cocina la dueña del apartamento un arroz con pollo y salchichas. Curioso. Hace 3 días recibo de regalo la novela del escritor. Dos días después la leo entera en hora y cuarenta minutos, como si fuera una película. Un día más tarde almuerzo con el autor, al que no conocía ni virtual ni ficcional ni verdaderamente. Curioso. Afortunadamente, su novela me parece muy lograda. Mansos, se titula, y la edita Lengua de Trapo. Apenas ciento y pico páginas, bien trenzadas. Salvando las distancias de estilo y tema, me recuerda un poco a Yuri Herrera: buena creación de atmósferas, buena descripción de un microcosmos particular -las saunas- y una buena historia por contar. Se echan de menos las buenas historias en la literatura postmoderna y autoficcional que domina el panorama nacional. En el almuerzo le pregunto por qué no hay saunas heteros. El escritor cree que porque sólo irían tipos solteros y serían colonizadas por la mafia gay, convirtiéndose rápidamente en saunas homos. Curioso. Tampoco las hay lesbianas. Sin necesidad de preguntarle el escritor, Roberto Enríquez, afirma que las mujeres prefieren los billares. Uno de los colombianos asegura que las mejores saunas son las alemanas. Las españolas le parecen cutres. Curioso. Bela Bartok ronronea por el apartamento mientras yo barrunto si será verdad que una sauna es como una biblioteca.
"Conocer a alguien en un bar y llevármelo a casa es al sexo lo mismo que las librerías a la lectura; iguales es sus diferentes compromisos de elección: comprarse un libro o salir con un desconocido de un bar rumbo a su casa o la mía, exige una tensión previa decisiva (no puede ser cualquiera). Follar con un desconocido no profesional en una sauna es como sacar un libro de una biblioteca: nos permite probar cosas nuevas sin miedo a equivocarnos. Si el polvo no va bien, puedo detener el coito a medias, educadamente, salir de la cabina, ir a ducharme y buscar a otro para encerrarme con él, a follar. Lo mismo con los libros de una biblioteca: puedo detener el coito a medias,..."