Revista Talentos

Sekhmet, velada de domingo, testeo salado

Publicado el 29 abril 2016 por Ptolomeo1

SekhmetLos egipcios eran politeístas y no distinguían en cuanto a género cuando de dioses se trataba; a diferencia de las religiones patriarcales que excluyen a las mujeres del panteón sagrado, varias eran las diosas a las que rendían tributo y respeto. Entre ellas Sekhmet, la deidad con cuerpo de mujer y cabeza de leona, representaba la fuerza primigenia, la fortaleza nacida de la seguridad interior; su nombre significa “la Poderosa”, la “Señora de la destrucción”.

Con el disco solar sobre su cabeza y el viento del desierto silbando entre los dientes, en tanto fiera protectora era la encargada de custodiar las tierras del faraón arrojando flechas de fuego a los intrusos. Pero Sekhmet era también la diosa del fuego alquímico, la potente transmutadora de la oscuridad interna que origina la rabia, el resentimiento y la ira, porque munida de la cruz ansata como símbolo da origen a la nueva vida que asoma después de aniquilar los viejos patrones que atenazan la energía vital.

Los sentimientos de furia e ira han sido sojuzgados en las mujeres por el patriarcado, que ha negado tradicionalmente dichas potencias a las féminas con el pretexto de la natural tendencia que poseen hacia la ternura y la sumisión. Sin embargo, las cosmologías politeístas que no concebían dioses sin diosas no hacían distinciones en cuanto a características y condiciones, de ahí que las deidades matrísticas como la antiquísima diosa leonada de Anatolia sean antepasadas de Sekhmet y encarnen la poderosa ira de la Diosa Madre.

Descarnada, invencible, Sekhmet nos conecta con la energía arrolladora que ha sido sojuzgada interiormente por mandatos externos o por creencias internas. La rabia ancestral puede ser transmutada en fortaleza vital, siempre y cuando no se niegue conscientemente o se oculte en las profundidades del inconsciente: reconocerla e internalizarla serán los pasos necesarios para conectar con la impronta sanadora de Sekhmet.

Velada de domingo

MesaNoche de domingo otoñal y fría en la ciudad que se va templando mientras se aproxima el momento esperado durante varios meses: el estreno, finalmente, de la sexta temporada de Game of Thrones, la serie de culto que todos los años abandona a sus fieles por largos meses sumidos en la incógnita acerca del destino final de cada uno de los personajes.

Como ya es tradición entre nosotros, el primer capítulo de cada temporada Juan prepara una picada, Adri y Tony llegan con postre y en esta ocasión una botella de vino de San Rafael, el enclave mendocino donde las bodegas destacan por antigüedad y calidad. Así que luego de una charla distendida sobre los últimos acontecimientos de nuestras vidas nos sentamos frente a la pantalla del televisor expectantes y en silencio.

The red woman nos dejó con el mismo sabor a poco de la mayoría de los episodios, sobre todo con la revelación acerca de la edad antiquísima de Melissandre, presentida pero difícil de internalizar. La seductora mujer roja había anticipado en varias ocasiones que cargaba varias vidas sobre sus hombros, pero la escena final abre nuevos interrogantes respecto de la fuente de su poder: sea el collar refulgente, sea la magia que domina por gracia del Señor de la Luz, el personaje sigue siendo tan misterioso como perturbador.

Finalmente nos despedimos de nuestros amigos ante la inminencia de una semana laboral intensa después de haber compartido una apacible velada de domingo. Valar Morghulis fue el saludo ritual que compartimos con Adri, un código más entre los rituales comunes devenidos de tantos años de amistad.

Testeo salado

Dead Sea SaltLas propiedades curativas del Mar Muerto han sido reconocidas desde la más remota antigüedad. Los elementos que componen el gran lago salado poseen efectos terapéuticos formidables, de ahí que tantas personas se dirijan a buscar el milagro que implica la sumersión en sus aguas para el cuerpo físico.

Magnesio, calcio, potasio, bromuros son algunos de los minerales que se encuentran en el Mar Muerto. El magnesio fortalece el sistema nervioso y combate la retención de líquidos, el calcio favorece la salud de uñas y huesos, el potasio equilibra la humedad y restaura los músculos fatigados por el ejercicio físico, los bromuros contribuyen a relajarlos. La gran cantidad de sodio contribuye a equilibrar la linfa, que a su vez sostiene la salud del sistema inmune.

El metabolismo de la piel agradece la inmersión en aguas bienhechoras y dado que resulta materialmente imposible a quienes vivimos lejos de esta fuente de salud la habitualidad de la sumersión, he hecho acopio de algunos productos en mi estancia reciente que contengan en su composición sales de este benéfico mar. Naturaliz es una marca de origen jordano que cuenta con sales rosadas para baños de inmersión, que permiten reponer minerales en beneficio de la piel y relajar el cuerpo para beneficiar el alma.


Sekhmet, velada de domingo, testeo salado

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