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Ser de luz, aquelarre estival, estelas mexicanas

Publicado el 11 enero 2019 por Ptolomeo1

Ser de luz, aquelarre estival, estelas mexicanasLas relaciones humanas se establecían, hasta hace unos años, por familiaridad o por afinidad: la familia predetermina vínculos a veces queridos y, en ocasiones, padecidos; la amistad establece lazos que perduran más allá del tiempo y son, a veces, más sólidos y estables que los que vienen dados por naturaleza. Y ahora también existen, a partir de la llegada de la red global a nuestras vidas, conexiones del alma con personas a las que no conocemos físicamente pero sentimos cercanas en el afecto.

Silvia, un Ser de luz que desde hace unos meses no se encuentra en este plano, fue una de mis primeras relaciones entabladas por afinidad en el mundo virtual. Silvia residía en México, país ecléctico y único en su esencia; comenzamos compartiendo puntos de vista, intercambiando premios y comentamos artículos que nos unían por temática y complicidad. Silvia había creado Ser un ser de luz, un espacio que era pura búsqueda, así como otro blog donde buscaba respuestas a preguntas que, quizás, a la fecha ha encontrado.

Silvia también era la autora de una novela, pura historia de amor donde rastreaba la razón de ser del sentimiento que la había unido a Danny, su compañero y destino, su comienzo y final. Se encontraron después de haberse reconocido, almas vagabundas en búsqueda de identidad, y volvieron a ser uno como en otros tiempos. Danny se fue hace un par de años y Silvia perdió nuevamente parte de sí misma, aquella que la contenía y complementaba.

Cuando Melba publicó en su espacio el dolor por la partida de Silvia, no pude asimilar el manotazo descomunal que implicaba: no era como Aceituno, el Fotonauta que compartió con nosotros su tránsito por la última etapa de la batalla anticipando el desenlace que se avecinaba, implacable. Silvia estaba ahí, habíamos imaginado su visita a esta tierra extrema y un recorrido juntas por los rincones ocultos de su país… pero ya no será, por menos en esta encarnación.

El otro día me desperté pensando en Silvia. Espero que se haya reencontrado con su amor y se encuentre feliz, pero sin que esta conclusión implique un condicionamiento para su espíritu siento necesidad de plasmarla: te extraño, Silvia. Hasta pronto.

La fotografía corresponde al gravatar de Ser de luz.

Aquelarre estival

Ser de luz, aquelarre estival, estelas mexicanasUn estío extraño y caprichoso se ha instalado en este rincón del hemisferio austral: temperaturas variables, vientos dignos del otoño y un sol que perfora la piel cuando asoma, intermitente, en algún momento del día. Ante la ausencia de patrones previsibles en el clima hay que adaptarse a estas circunstancias, acordes con el caos predeterminado, del que ha de surgir un nuevo orden en el curso de esta era de Acuario.

Pero la noche de Reyes, elegida para la celebración del primer aquelarre del año y también para despedir a Marcela, próxima a partir al Uritorco como cada año a fin de impregnarse de la energía atávica impregnada en estas tierras, fue una excepción y la naturaleza nos obsequió un día intenso y soleado con una noche fresca y plácida, ideal para la celebración que se encontraba pautada.

Así disfrutamos el despliegue de manjares preparados afectuosamente por la anfitriona y brindamos por la partida y el regreso, esta vez acompañadas por Caro, de visita en casa de Marcela antes de su próxima partida a la India. Y una vez más la noche transcurrió entre risas y anécdotas y hasta los Reyes Magos, encarnados en Marcela y Adri, estuvieron presentes en la primera reunión oracular anual.

Estelas mexicanas

Ser de luz, aquelarre estival, estelas mexicanasUna vez más he recordado el inolvidable periplo por México, tierra natal de Silvia: juntas soñamos en algún momento recorrer su país a mi regreso y visitar los pueblos engalanados en la celebración del 2 de noviembre. Una de las fiestas más populares en esa fecha se lleva a cabo en el estado de Puebla, cuna de la cerámica de Talavera y destino gastronómico por excelencia.

La artesanía que los maestros loceros llevan a cabo con esmero y dedicación, empleando las técnicas que se remontan a sus antecesores españoles de Talavera de la Reina, cuenta con la complicidad de la naturaleza: las tierras mexicanas son pródigas en arcillas de calidad excepcional, que permiten tallar piezas de acabado inigualable.

Recuerdo nítida la estadía en el hotel Zócalo Central y las maravillosas cerámicas que engalanaban nuestro cuarto: ante la imposibilidad de trasladar a mi hogar las piezas soñadas, tomé fotografías de las mismas para enmarcar los productos que estaba testeando. Así fue como Coconut Nourishing Dry Oil y Satsuma Exfoliating Body Polish, ambos de The Body Shop, fueron engalanados por la pieza poblana.


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