Hace poco decidí comenzar a ver una de las actuales series norteamericanas de éxito. Por mi mente lleva rondando desde hace bastante Fringe, que me atrae y al mismo tiempo me repele por el mismo motivo que Lost: su creador es J.J. Abrams, responsable de Alias, mi serie favorita pese a sus grandes (enormes) defectos. El más notable de ellos, dar la espalda a los mayores enigmas de la serie, como si nunca hubieran existido, y otorgar a los mejores personajes un final que deja mucho que desear.
Últimamente ha dado la casualidad de que he visto la televisión justo en el horario en el que Antena Neox emite dos capítulos seguidos de How I met your mother o Cómo conocí a vuestra madre. Hace tiempo ya había visto alguno por pura casualidad, pero en esta ocasión me he terminado enganchando. Y ya he visto la primera temporada al completo.
No diría que se trata de una serie brillante, y menos en su comienzo:
Ted Mosby, un tipo bastante ñoño, busca a la mujer de sus sueños con quien pasar el resto de su vida. Como suele ocurrir en este tipo de sitcoms, enseguida se enamora de la chica guapa de turno. En este caso se trata de Robin Scherbatsky, que pese a ser la enamorada del protagonista, dista bastante de ser la típica mujer ideal: es reportera en el canal con menor audiencia de televisión, tiene cinco perros y rechaza la idea del matrimonio así como la posibilidad de tener hijos. Ése es el primer chasco para Ted. El segundo, que Robin le rechaza en el primer episodio. Así que la búsqueda continúa...
Barney y Robin resultan conectar a la perfección...
como compañeros de juegas
Resulta una serie muy entretenida para esas tardes de aburrimiento, y con momentos muy, muy divertidos. La trama no es más que una excusa para dar pie a un sinfín de aventuras y locuras del elenco de personajes, el gran atractivo de la serie. Para completar el grupo de Ted y Robin tenemos a Marshall Erikssen, Lily Aldrin y Barney Stinson.
Marshall es un futuro abogado que sueña con defender los derechos mediambientales algún día. Lleva nueve años saliendo con Lily, con quien se promete en el primer capítulo, y es el mejor amigo de Ted desde la universidad. Lily, por su parte, es una profesora de guardería con aspiraciones de pintora. No se puede hablar de uno sin mencionar al otro, ya que durante la primera temporada son la clara muestra de lo que significa encontrar a la media naranja. Son los responsables de la mayor parte de escenas pastelosas; eso sí, siempre con humor. Porque no es lo mismo presenciar a Lilyta y Marsupialín cantando en el karaoke Don't go breakin' my heart que a Ted con la novia de turno explicándole lo hermoso del momento efímero...
Marshall y Lily, ganadores del concurso de disfraces
de Carnaval por sus trajes de "pirata gay y su loro"
Y por último, y no menos importante (desde luego), tenemos a Barney. Podríamos decir que es el Joey de HIMYM (si me permitís la comparación con Friends), pero con mucha más astucia. El único fin de Barney en esta vida es cosechar el mayor número posibles de conquistas de una sola noche. Eso, y conseguir que sus amigos se diviertan a su manera. Su gran consejo para la vida: suit up (es decir, ponte traje). En cierto modo, se trata del personaje con más carisma de la serie, dado que cuenta con características propias como el susodicho traje, o su expresión favorita: "Esto va a ser legendario."
La comparación que establezco con Friends se debe a que la esencia es, en el fondo, la misma: un grupo de amigos con sus vivencias personales y cómo consiguen estabilizar sus vidas o conducirlas hacia un estado determinado. Recuerdo irremediablemente los cafés en el Central Perk cuando Ted y compañía toman asiento en la mesa de siempre del McLaren para tomar unas cervezas. Y en esta primera temporada, la relación de Robin y Ted es bastante similar a la de Rachel y Ross: un tira y afloja en el amor. De todos modos, no se trata de una serie de coincidencias que salten a la vista de manera descarada. Al menos por mi parte, más bien resulta agradable revivir la sensación de estar siguiendo la vida de un grupo de amigos.
Ted Mosby, arquitecto y especialista
en conquistas ñoñas
Y dado que se trata de una serie narrada en pasado, ya que el mismo Ted Mosby explica la historia a sus hijos en el año 2030, tenemos la oportunidad de ver la cara que se les queda a las pobres criaturas cuando el relato de su padre se alarga más de lo esperado.
¿Por qué la moda de 2030 se parece tanto a la de 2010? En todo caso,
mi mayor curiosidad es conocer los nombres de los chavales, para
saber si Ted se mantuvo en sus trece de llamarlos Luke y Leia...
Pero, de mientras, nosotros podemos disfrutar de las vivencias del grupo de amigos asiduo al McLaren. Por mi parte, ya tengo ganas de continuar con la segunda temporada. Si os apetece empezar una serie que os haga pasar ratos amenos, os la recomiendo encarecidamente. Además, ya lleva cinco temporadas dobladas al castellano.
(Sí, yo llego un poco tarde, para variar)
NOTA: Por algún motivo, no he conseguido meter las imágenes dentro del "Leer más", así que pulsad el link si queréis ver todo el texto...