Sexo, inhibiciones y frustraciones

...¡Es la hora del té!
Y vaya té os tengo preparado hoy… madre mía. (Suena Leonard Cohen de fondo: I’m your man. Qué voz, qué mensaje, ¡qué sensualidad!)

Iré directa al grano: el sexo siempre ha sido muy importante para mí. Desde que era muy pequeña, siempre he tenido una libido muy elevada. Era un poco frustrante, porque muchos compañeros de clase de mi misma edad eran totalmente ignorantes con respecto a este tema y eso me hacía sentir un poco rara. Recuerdo que cuando tenía unos siete u ocho años, una niña un año menor que yo me comentaba que no sabía cómo se “pajeaban” las mujeres. Me decía: “Claro, los chicos se hacen una paja, pero las chicas, ¿qué hacen?”. Bueno, yo sabía exactamente lo que hacían (yolo hacía), así que opté por hacerme la tonta y decir “Pues no sé, supongo que parecido a los chicos”, y aun así me gané una miradita recelosa como diciendo “¿Y tú por qué lo sabes?”. Sí amig@s, en aquel entonces (y todavía hoy) la sexualidad entre los niños era un tema tabú. Y no digamos el tabú que representa entre los adultos hablar de la sexualidad de los niños. Como si un niño o niña no pudiera tener deseo sexual o libido. De hecho, siempre me sentí un bicho raro porque yo sí que lo tenía y me sentía miserable; pensaba que hacía algo que estaba mal hecho, o que Dios me iba a castigar. No sé, todo muy perseguido, muy tabú, muy discreto, muy en la sombra. Y creo que eso me ha influido hasta el día de hoy. Os cuento.
Desde que era muy pequeña me ha interesado conocer cosas relacionadas con el sexo, buscaba información en todos los medios que tenía a mi alcance: televisión, libros y revistas, películas, etc. Sitios bastante lamentables para informarse sobre el tema (bueno, diremos que hay algunos libros buenos en este aspecto, pero no los que había en mi casa, desde luego). Mis padres nunca me hablaron de sexo y nunca les oí hablar de sexo entre ellos. Nunca tuvieron conmigo la famosa “charla”. En realidad, en muchos hogares no se habla de lo que es el sexo, qué representa, qué se siente… esas cosas. En cualquier caso, toda esa ignorancia caló bastante hondo en mí, y si juntamos eso con una libido muy alta, pues tenemos un cóctel bastante peligroso.
El caso es que, con los años, me he dado cuenta de que pese a ser una persona que piensa mucho en sexo y en lo que representa, a la hora de la verdad tengo cincuentamil cohibiciones, miedos y vergüenzas en torno al tema, y eso me ha llevado a no hacer cosas que me hubiera gustado hacer. Por ejemplo (seguro que esto a más de uno y de dos os parecerá un poco fuerte) nunca he practicado sexo oral, ni me lo han hecho, ni lo he hecho. Y diréis, ¿cómo es posible, después de tantos años con tu novio? Pues es posible por la historia de aquella niña que se sentía cohibida y perseguida, con muchísima vergüenza en cosas que tuvieran que ver con lo sexual. Al final cuando esa niña ha crecido, en ese sentido no ha evolucionado mucho.
Al final tengo que aceptar lo que soy (como decía en mi anterior post), porque me lo he estado negando a mí misma durante años (mi mantra era “hay personas que practican sexo oral, y personas que no, yo soy de las que no, y no pasa nada”). Con esto no me refiero a que en la cama haya que hacer todo tipo de cosas obligatoriamente aunque no te gusten, pero no hacerlas por miedo, vergüenza o lo que sea… eso sí que es peligroso. Ha sido uno de mis grandes fallos durante mi relación. He sido capaz de aceptarlo cuando he tenido tiempo para pensar en ello y cuando me he permitido reconciliarme conmigo misma, perdonarme a mí misma.
Espero que no malinterpretéis este post, lo he hablado de la manera más sencilla y cercana posible para que entendáis la situación.  
¿Qué pensáis de las cohibiciones/inhibiciones en la sexualidad? ¿Creéis que vivimos en una sociedad adecuada para entender el sexo? ¿Ha afectado a vuestra vida sexual alguna de las inhibiciones existentes en torno sexo?
¡Nos vemos en el próximo té!