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Si lo reconoces, es tuyo

Publicado el 14 septiembre 2012 por Alxndro @al_x_ndro

Algo difícil de hacer en la vida cotidiana es entender el punto de vista de los demás: comprender su forma de ser, reconocer como válidas las acciones y actitudes que toman hacia la vida, aceptarlos. Nuestras diferencias nos llevan a entrar en polémicas y opiniones al ver el desenvolvimiento de nuestros semejantes. Pensamos que nosotros actuaríamos diferente en su lugar y de mejor manera. Incluso llegamos a despreciar en varios grados su proceder, juzgamos sus actos. Nos dividimos, nos lavamos las manos, decimos que nada tenemos que ver con ellos.

Y así llegamos a la tolerancia, donde se ‘permite’ que cada quien haga y piense como desee, porque es política y moralmente correcto. Pero falta la aceptación y comprensión que haría de las interacciones humanas más cálidas y conscientes.

El hecho es que todo aquello que vemos en los otros existe también en nosotros, por eso logramos notarlo. No es posible ver aquello que no conoces, si así fuera, pasaría desapercibido por ti. Si lo reconoces, si lo puedes nombrar, es tuyo. Los otros son un espejo en este campo de juego común que es la condición humana.

No quiero decir que eres igual a ellos, simplemente digo que esta gran semejanza que tenemos entre todos es precisamente aquello que ayuda a comprender mejor a los otros, a conocerte mejor y ser más consciente de tu forma de ser.

Por eso es que quiero compartir un pequeño ejercicio contigo para ayudarte a desarrollar tu empatía, tu comprensión de los otros, tu compasión hacia todas las situaciones y desafíos de la experiencia humana.

Cada vez que levantes un juicio hacia otra persona, cada vez que le des un atributo, ya sea positivo o negativo, dite a ti mismo: Como yo.

Por ejemplo:
“Alex es egoísta, mentiroso y (inserta un adjetivo). Como yo.
“Alex es divertido, creativo, y (inserta otro adjetivo). Como yo.

Cada vez que lo hagas quizá te sea molesto o te parezca falso tal pensamiento. Esa sensación y duda que surgirá dentro de ti es el objetivo. Te ayudará a preguntarte cómo eres tú en ese mismo aspecto. Es más difícil enojarse y deslindarse sobre algo de lo que sabes que eres parte. Así serás más consciente de cómo eres, qué decides, cuál es tu intención, dónde estás, dónde podrías estar si decidieras de otra forma, para peor o para mejor. Así reconocerás el espectro completo de tu experiencia y podrás hacerte más responsable de lo que haces con ella y de cómo te relacionas con el mundo y las personas en él. Así podrás apropiarte de toda tu experiencia.

Además, cada vez que levantes un juicio sobre una persona estarás seguro que te ves a ti mismo al hacerlo y que no estás simplemente proyectándote: el mundo deja de ser tu reflejo cuando eres completamente responsable de tu experiencia.

Recuerda entonces: todos los atributos son atributos de la consciencia, si los conoces, son tuyos. Reconócelos y aprópiatelos para incrementar tu capacidad de ver tu humanidad y la de otros.

¿Cómo son los otros?
¿Cómo eres tú?


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