Por Axel Piskulic, 14 de febrero de 2018
La lectura y el estudio normalmente conducen a un conocimiento más profundo. Esto vale en general para cualquier tema.Hace muchos años vivía en una “ecoaldea”, una comunidad rural formada por personas interesadas en llevar adelante un proyecto ecológico y sustentable.
La ecoaldea Gaia, donde viví por algún tiempo.
Allí faltaba un apicultor. Me decidí entonces a comprar unas colmenas y estudiar acerca de las abejas. Y como me gustan mucho los libros, me conseguí todos los que había disponibles acerca de este tema en las librerías de Buenos Aires. Los leí con verdadero entusiasmo y el asunto me interesaba tanto que no tuve dificultad en aprender todo lo necesario.Claro que un apicultor debe saber realizar diversas operaciones en sus colmenas que son eminentemente prácticas. Pero están debidamente explicadas en cualquier manual de apicultura, muchas veces junto a alguna foto o dibujo. En general con eso basta.También es cierto que hay otras maneras de acceder al conocimiento. Seguramente habrá excelentes apicultores que nunca leyeron un libro. Pero está claro que los buenos libros nos permiten aprender acerca de los temas más variados.Y los libros de autoayuda… ¿realmente enseñan a superar limitaciones, a recorrer un camino espiritual? Bueno, creo que estos libros merecen algunas reflexiones aparte.
Los buenos libros de autoayuda son inspiradores
Hace muchos años, en mi adolescencia, el libro Tus zonas erróneas fue una influencia muy positiva para mí. Su lectura me resultó inspiradora.
Portada del libro Tus zonas erróneas, de Wayne Dyer.
Sin embargo, nada recuerdo hoy acerca del contenido del libro… tal vez no era tan importante. Quizás lo realmente útil de esa lectura era que me invitaba a pensar en asuntos a los que nunca había prestado atención. Su autor, Wayne Dyer, que falleció a los 75 años, seguramente cambió de opinión en diversos asuntos luego de publicar ese libro, cuando sólo tenía 36. Probablemente haya aprendido muchas cosas a lo largo de tantos años y podría haberlas reflejado en una versión mejorada de ese verdadero clásico de la autoayuda. Pero no lo hizo, no fue necesario. Porque su libro, tal como fue escrito originalmente, sigue siendo útil ahora debido a que las ideas que contiene funcionan como estímulos, no es necesario que sean verdades absolutas presentadas de una manera impecable.Cuando una persona necesita desesperadamente evolucionar, muchas veces obligado por el dolor que experimenta frente a situaciones que no consigue superar, encontrará respuestas en su entorno, allí donde mire. Tal vez reciba esa valiosa información de otra persona durante una conversación irrelevante, o viendo una película cualquiera, o escuchando una canción… o, ¿por qué no?, leyendo un libro de autoayuda.
Diferentes tipos de libros de autoayuda
Hay libros que nadie dudaría en clasificar dentro de la categoría “Autoayuda”. “Usted puede sanar su vida”, de Louise L. Hay es un buen ejemplo. Es un excelente libro de autoayuda. Es autoayuda en su estado más puro, incluso desde el título.En cambio, Eckhart Tolle (autor de “El poder del ahora”), trata más bien de compartir o comunicar su propia experiencia de iluminación. En sus libros no hay muchas sugerencias prácticas acerca de cómo proceder ni capítulos enteros llenos de ejercicios para alcanzar ese anhelado estado en el que sólo somos conscientes del aquí y ahora. Son libros diferentes, aunque en las librerías están siempre en la sección “Autoayuda”.En una categoría completamente aparte colocaría al libro “Un Curso de Milagros”. Por su estructura en forma de curso y por la gran cantidad de ejercicios que nos propone, uno para cada día del año, no habría dudas acerca de que se trata de un verdadero libro de autoayuda. Pero cualquiera que lo haya tenido en sus manos y se hubiera tomado unos minutos para leer algunos párrafos salteados, habrá comprendido que es otra cosa, que es una obra completamente diferente, de una profundidad asombrosa.
Un Curso de Milagros no es precisamente un libro de autoayuda…
Pero la ayuda espiritual puede llegarnos también de otro tipo de libros, que son bellísimas obras de arte. Hermann Hesse, premio Nobel de Literatura, nos dejó libros muy inspiradores. “Siddhartha”, “Demian” y “El lobo estepario” describen los singulares caminos que puede recorrer una persona cuando está realmente comprometida con su crecimiento interior. Estos libros definitivamente no son de autoayuda… pero pueden leerse como si lo fueran, en la búsqueda de esas misteriosas claves que nos ayuden a evolucionar.
Los libros de autoayuda sólo señalan el camino
Para que haya un cambio real, profundo y duradero en nuestras vidas, es necesario que llevemos a la práctica lo aprendido en esos libros… y esto es mucho más complicado que simplemente sentarse a leer.Es muy importante no caer en la trampa de creer que porque nos interesamos en temas espirituales o psicológicos y porque leemos o investigamos un poco, realmente vamos a evolucionar.En estas cuestiones es muy fácil engañarse. El ego prefiere que no hagamos ningún cambio que pueda afectar el poder que tiene sobre nosotros. Es enemigo de nuestro crecimiento espiritual y generará todo tipo de distracciones para que olvidemos cuáles son nuestros verdaderos objetivos. Y no debemos confundir los medios, como leer un libro, con el auténtico fin, que es abandonar viejas creencias que ya no nos sirven y superar las limitaciones que nosotros mismos nos imponemos.
Nuevamente mi experiencia puede ser un buen ejemplo. Mi blog se llama “Amarse a uno mismo”. Recibe miles de visitantes cada día. Muchas personas me consultan respecto de problemas relacionados con la autoestima. Gran parte de mi actividad gira en torno de cómo aprender a quererse. Se supone entonces que yo no debería tener ningún problema relacionado con la autoestima… Sin embargo, a veces estoy tan ocupado que pierdo mi centro, me exijo más de lo debido y me olvido de tratarme bien, de tratarme con amor.Los cambios positivos en nuestra vida no guardan relación con la cantidad de libros que hayamos leído, sino con nuestro compromiso para incorporar lo aprendido a nuestra realidad de cada día.La conclusión que quiero compartir es que está bien leer acerca de temas espirituales, o tomar un curso, o hacer terapia. Todo eso está realmente bien. Pero que esas actividades no nos distraigan de lo realmente importante. Es imprescindible que todo esto no quede sólo en una actividad teórica donde falte justamente lo esencial, que es llevar a cabo los cambios profundos que tanto necesitamos para ser definitivamente libres y felices.Axel Piskulic