Que mis perras son tontas no es un secreto. Pero a veces llegan a puntos extraordinarios de tontez y se superan a si mismas. Aquí podéis ver a Pulga, tal y como me la encontré un domingo por la mañana, acurrucada tras la cortina de nuestra habitación, en mi lado de la cama. Pensé que no llegaría a tiempo por la cámara de fotos para inmortalizar el momento, pero la tontuca no se movía del sitio, así que aquí os presento a Sor Pulga, la primera perra monja de la historia. No os imagináis lo que nos reímos con ella jajaja y la tía ahí toda seria, sin inmutarse.
Después de sacarla de su clausura, se llevó muchos besos, mi niña.....