¿Sprint o fondo?

Tienes delante de ti un bote de Nocilla y un paquete de magdalenas. Ok, life is good. Te encanta la Nocilla y la bolleria así que parece que vas a pasar un buen rato... uuppsss! Lo olvidabas, también tienes un par de kilitos de más (está situación no es la primera vez que se da). Sabes que lo mejor para ti, tu salud, tu vida social, la ropa de tu armario y alguna otra cosa más es dejar esas magdalenas para otro día, pero realmente les quieres meter mano...
¿Qué ocurre? Todos hemos pasado por situaciones así... ¿somos todos tontos? Si realmente está claro que es lo mejor para nosotros ¿por qué en muchas ocasiones acabamos haciendo lo que no nos conviene?
En realidad cuantas más opciones tengamos más contentos deberíamos estar, porque tenemos libertad de elección. Sin embargo nos alegraríamos mucho si alguien se apiadase de nosotros y nos quitase la Nocilla de nuestro alcance. ¿Qué nos ocurre?
Se trata de la batalla entre el placer del corto plazo y el placer del largo plazo. Es cierto que nos apetece comernos la Nocilla y que lo vamos a disfrutar mientras lo hagamos pero cuando la ropa deje de cabernos, nuestra pareja nos vea gordo o no quepamos cómodamente en el asiento de un avión nos arrepentiremos totalmente.
De la misma forma a casi nadie le gusta levantarse pronto por la mañana, sin embargo a casi todos nos gustan los resultados obtenidos gracias a aprovechar la mañana. Ahora cuesta levantarse pero luego costará no haberse levantado.
Decidir si vamos a dirigir nuestra vida por el corto o el largo plazo es clave al dirigir nuestras vidas o emprender nuevos proyectos: el matrimonio, una empresa, una carrera de estudios...
Es "gracioso" ver a empresas tener que cerrar ahora después de más de 10 años de bonanza económica. ¿Cómo puede ser que no puedan resistir una mala época? La respuesta es que sólo pensaban en el corto plazo, disfrutaron ahora para decir "ay" luego.
Cuando comenzamos un proyecto debemos aclarar si queremos correr un sprint o una carrera de fondo, ambas opciones conllevan diferentes consecuencias.
Si tu objetivo es vender la empresa que crees es posible que quieras enfocarte en el sprint: mucha energía en un corto periodo de tiempo para ponerlo todo a punto cuanto antes. Si tu deseo es que esa empresa se convierta en tu proyecto de vida tienes que elegir mirar el largo plazo.
Lo curioso es que la gente actua como si se tratase de un sprint, pero después quieren mantener la empresa bajo su poder... y la bola acaba pinchando.
¿Y tú? ¿Sprint o fondo?