Desde que Marvel iniciase su famosa Fase 1 de adaptaciones cinematográficas de su multiverso (con la, todavía más famosa, película de Iron Man) los superhéroes han visto su edad dorada en el cine. También, gracias a ellos, el número de películas de superhéroes (de cualquier clase) bajo el cartel de ciencia ficción ha aumentado de manera drástica.
Sin embargo… ¿Es correcto poner superhéroes y ciencia ficción bajo el mismo paraguas? ¿O son los superhéroes narraciones propias de la fantasía? La verdad es que, aunque cumplen muchos más criterios para considerarse ciencia ficción, incluyen otros que son mucho más característicos de la narrativa fantástica. Así que yo me pregunto… ¿Ciencia ficción o fantasía?
Después de haber hablado sobre la clasificación y la definición de la ciencia ficción creo que es el momento de intentar dar respuesta a esta pregunta. O, al menos, de quedarme contento con varios cientos de palabras escritos sobre el tema.
Superhéroes: ¿Ciencia ficción o fantasía?
Sin entrar a contestar esta pregunta por nosotros mismos Google ya nos ofrece una respuesta (parcial). Al introducir las búsquedas películas de ciencia ficción y películas de fantasía el resultado es el siguiente:
El típico carrusel de películas para la ciencia ficción y los superhéroes y… ningún carrusel para los superhéroes y la fantasía. Google ya nos está queriendo decir que superhéroes y fantasía… igual no casan tan bien como parece.
¿Quiere esto decir que una historia de superhéroes es de ciencia ficción?
No me gusta generalizar, ya que hay casos en los que la respuesta puede llegar a ser afirmativa pero… en mi opinión la gran mayoría de historias de superhéroes no son ciencia ficción.
Hay una frase de Orson Scott Card en su libro Cómo escribir ciencia ficción y fantasía que dice:
La ciencia ficción trata sobre lo que podría ser y no es, mientras la fantasía trata sobre lo que no podría ser
Una frase que, aunque simplifica la respuesta varios órdenes de magnitud, nos sirve para crear una separación esencial entre ciencia ficción y fantasía. Pero… ¿nos sirve para clasificar a los superhéroes como ciencia ficción o fantasía? Algunos superhéroes (tal y como los plantean) podrían ser y no son, otros superhéroes no podrían ser… De hecho, hay superhéroes que podrían ser cuyas habilidades no podrían serlo, superhéroes que no podrían ser y cuyas habilidades si podrían serlo, enfoques fantasiosos de sus poderes y su impacto en el mundo, enfoques científicos y analíticos de esos impactos…
Maldición… ¿Cómo determino si son ciencia ficción o fantasía si algunos pueden y otros no pueden ser? Es verdaderamente un reto decidir qué son los superhéroes. Porque su mundo cabalga a medio camino entre ese puede ser y no es y ese no puede ser. Y es que los cómics viven en un limbo diferente de los géneros habituales. Se alimentan de algunos de ellos, desechan otras cosas y el resultado es… una curiosa mezcla de todo.
Así que veamos en qué se parecen los superhéroes a la ciencia ficción y en qué no.
Similitudes entre los superhéroes y la ciencia ficción
Durante los años 60 hubo un boom en la influencia de la ciencia ficción en los cómics. De hecho, fue durante esta década que Stan Lee (con buen tino) crease Marvel Comics. Sus universos y sus superhéroes se alimentan de toda la ciencia y tecnología que pudieron inventar sus creadores. Bueno, quien dice ciencia dice cosas que suenan a ciencia… pero eso es otra historia.
No, no es otra historia, es un matiz importante que merece una acotación al margen. Los cómics utilizan explicaciones con conceptos científicos y tecnológicos reales para diferenciarse de la fantasía y dar solidez a sus creaciones. Así, que dicen que los rayos Gamma alteran el ADN y con eso crean un mutante (de hecho, todo lo que lleve la palabra rayo delante es susceptible de ser utilizado para crear un superhéroe). Sin embargo, la realidad de la radiación Gamma es mucho más… destructiva y cancerígena. Porque el nombre y el concepto es real, pero el efecto no lo es.
Así que, con todos estos palabros en la boca (universos paralelos, modificaciones genéticas, implantes biomecánicos, armaduras de combate, rayos cósmicos de todo tipo,…) Stan Lee junto con el resto de Marvel se abrieron un hueco en el mundo de los cómics. Llenaron sus planetas con superhéroes y les proporcionaron de una serie de poderes increíbles. Poderes que recibieron de terribles experimentos, alteraciones cósmicas, mutaciones genéticas o cualquier otro elemento propio de la ciencia ficción.
Y no solo crearon seres con poderes maravillosos sino que exploraron el impacto que tendrían en un mundo como el nuestro. Guerras internas, odio racial, soledad, aislamiento,… El desarrollo que ofrecen de ese impacto es, en muchos casos, magnífico y profundo.
Los intentos de sus creadores por dotar de credibilidad a los poderes de sus superhéroes fueron notables. No querían magias ni fantasías, querían héroes que pudieran existir. De hecho, la mayoría de ellos podrían ser utilizados e incluidos en cualquier obra de ciencia ficción. Solo habría que realizar una serie de ajustes, cambiar ciertas explicaciones y alterar ligeramente sus poderes y consecuencias y… en definitiva, crear una obra de ciencia ficción superhumana en vez de un cómic de superhéroes.
Pero estos intentos solo se quedaron en eso: intentos. Si solo fuera por lo anterior, a la pregunta de ¿ciencia ficción o fantasía? todos responderíamos sin dudarlo: ciencia ficción.
La realidad es que aunque existe cierta ciencia y/o tecnología real en la creación de los superhéroes, las consecuencias de convertirse en superhumanos que los cómics les proporcionan son… fantasiosas a más no poder. Efectos imposibles basados en conceptos reales. Algo que, si no está presente en los poderes o la manera de obtenerlo está incluido en algún otro elemento de sus vidas.
Por ejemplo: tenemos a Iron Man con su magnífica y cuasi realista armadura de combate. Un personaje que podría considerarse ciencia ficción al 100%. Un hombre que hace descubrimientos, construye aparatos y los utiliza para obtener mejoras alucinantes. Sin embargo, para hacerlo todo más interesante y motivarle para diseñar esa armadura, decidieron meterle un poco de metralla en el pecho para que tenga que fabricar un electroimán increíblemente avanzado y evitar así su avance hacia el centro de su corazón.
¿Metralla? ¿Electroimán? ¿Por qué no se operó como haría una persona normal? Y lo que más me ha perturbado siempre… ¿cómo introdujo ese pedazo de aparato en medio de su pecho sin que sobresaliera? No sé si habéis visto las películas pero el tamaño de la fuente de energía que utiliza Iron Man es… bueno, poneros bajo el brazo algo que mida 10 cm y veréis a qué me refiero.
Diferencias entre los superhéroes y la ciencia ficción
Estamos de acuerdo, desde un punto de vista científico, en que la teoría de poder recombinar ADN de un animal/insecto con el nuestro es posible. Cortar, pegar y modificar ADN humano es, a día de hoy, un hecho. Sin embargo, mezclar ADN de araña y de ser humano no crearía un prodigio como Spiderman. Lo primero porque, al alterar su ADN de manera tan radical y profunda, lo más probable es que muriera en el proceso. Pero aunque no muriera, el resultado sería una mezcla de características entre ambas especies. Una mezcla física y de apariencia, no solo sensorial. Vamos, que Spiderman sería un tío muy feo que incluiría elementos de ambas especies.
¿Podría este nuevo ser caminar por las paredes? Claro que sí. Pero… ¿lo haría como lo hace un insecto? O bien nace con patas de araña, o bien su superficie se llena de microenganches para hacerlo. Para eso tendría que poseer unas almohadillas adhesivas en sus extremidades que le permitieran sujetar todo su peso (recuerda la proporción pata/cuerpo de una araña, un lagarto o similar). Sin embargo… ¿cuánto deberían medir esas almohadillas en un ser humano para poder hacer lo mismo que uno de esos bichos? Necesitaríamos un gran porcentaje del cuerpo lleno de esas almohadillas. Algo que, por lógica y para moverse con agilidad, debería estar situado en los pies y las manos. Es decir, que la superficie mano/pie debería ser… enorme. O, lo que es lo mismo, Spiderman calzaría un 150 de pie y daría sopapos a veinte personas de manera simultánea.
Eso si queremos que nuestro Spiderman sea científicamente coherente.
Entonces… ¿es Spiderman ciencia ficción o fantasía? Creo que podemos afirmar, sin miedo a equivocarnos, que no es lo primero. Y, sin embargo, tampoco es lo segundo. Sus aventuras, sus motivaciones, sus habilidades, su entorno, su… todo no cuadra en absoluto con una historia fantástica.
Ant-Man es otro buen ejemplo de ciencia mal utilizada. Sí, es cierto que si redujéramos el espacio entre átomos nuestro tamaño menguaría y nuestra densidad aumentaría (misma masa y menos espacio = más densidad). Sin embargo ahí termina la lógica científica de Ant-Man. Porque, pese a que el tamaño disminuiría, el peso se mantendría constante.
Un Ant-Man real sería muy pequeñito y pesaría lo mismo que tú y que yo. Así que… la disminución no le garantizaría más capacidad de salto, más velocidad ni más fuerza. Tampoco podría cabalgar hormigas (básicamente las aplastaría en el proceso) ni pasearse por encima del agua. Y no digamos ya subir encima de un enemigo. Sí, esto sí que podría hacerlo si tuviera un equipo de escalada preparado para subir 90 veces su altura o, lo que es lo mismo, el equivalente a 160 metros para ti (algo que podrías hacer con una cuerda estándar de 30 metros, un arnés, friends, mosquetones y mucha paciencia). Pero el efecto sería el mismo que si tú o yo saltásemos encima de él: caería al suelo por el peso extra y poco más. Nada de ir corriendo por el cañón de su arma sin que se diera cuenta.
Hay mucha ciencia en el origen de Ant-Man, pero la respuesta a ciencia ficción o fantasía es aun más directa y fácil de explicar que la genética de Spiderman: Ant-Man pequeñito y ligero = fantasía. Lo que pasa es que, al igual que antes, se trata de una fantasía científico-tecnológica.
Y, como último ejemplo de hoy, tenemos a Superman. Un ser venido de otro planeta. Algo que ya nos permite unas licencias creativas bastante grandes. Sin embargo, la característica más especial de este extraterrestre es que puede volar en nuestro mundo.
—Espera… ¿volar? Si es un ser bípedo, de aspecto humano, sin propulsores y sin alas… ¿cómo es que vuela?
Porque nació en un planeta con una gravedad diez veces más potente que la nuestra, amigo mío.
—¡Ah! Ya lo entiendo… Pero lo criaron en la Tierra… ¿no debería estar su cuerpo adaptado ya a nuestra gravedad?
Sí, lo estaría, pero su organismo seguiría siendo capaz de realizar proezas acordes con su planeta de origen.
—Como… ¿volar? ¿No sería acaso algo más parecido a saltar muy alto?
Exacto. Alguien criado a 10 veces nuestra gravedad tendría una musculatura increíblemente potente comparada con la nuestra. Sería como un atleta fortísimo e hiperpreparado al llegar a la Tierra. Aunque nada de eso le permitiría volar.
Es algo parecido a lo que sucedería si tú y yo fuéramos a la Luna (6 veces menos de gravedad que la Tierra): podríamos saltar muy alto, desplazarnos sobre una gran superficie de terreno con cada uno de esos saltos y… ¿podríamos volar? La realidad es que no. Trazaríamos arcos al saltar y poco más.
Tampoco podríamos parar balas con el pecho descubierto. Para eso necesitaríamos que nuestra piel fuera densa y resistente como el acero. Lo podríamos conseguir disminuyendo la distancia entre los átomos de nuestra piel y aumentando el número de átomos exponencialmente hasta hacerlo impenetrable pero… eso conseguiría que pesásemos mucho más, con lo que perderíamos esa ventaja de los saltos hiperbólicos.
Así que… no es que sea una pregunta difícil pero… ¿es Superman ciencia ficción o fantasía? Me da a mí que esta vez sí que es fantasía. Porque, aunque en el resto de superhéroes existe algo de ciencia detrás, Superman tiene unas lagunas detrás de sus poderes bastante grandes.
Me gustaría hablar de muchos más superhéroes pero… el tiempo es oro y mi tesis está clara. Sin embargo mencionaré otro más que refleja un problema esencial de los superhéroes como algo de ciencia ficción: la creación de materia de la nada.
Todos sabemos que la materia ni se crea ni se destruye. Por tanto… ¿cómo es posible que seres humanos, como Hulk, tripliquen su tamaño en escasos segundos? Tamaño aumentando músculos y fuerza: aumentando la densidad. ¿De dónde sacan toda la masa extra que necesitan para hacerlo?
En definitiva
Aunque los superhéroes incluyen muchos elementos propios de la ciencia ficción la mayoría de ellos carece del elemento más importante de todos: la credibilidad. No creo que haya nadie que piense que es posible que Lobezno pueda surgir como mutación humana espontánea (con garras incluidas). Ni que alguien pueda lanzar rayos por sus ojos y bloquearlos con sus párpados… madre mía, un ser así lo primero que habría hecho (a parte de aniquilar a su madre desde dentro) sería quemar sus propios párpados.
Es cierto que, en sí, la creación de los superhéroes es algo que se puede considerar como ciencia ficción (omitiendo ciertos detalles), pero las capacidades que otorgan a cada personaje son elementos más propios de la fantasía. La falta de rigor, sentido o explicación lógica y racional para ello los convierte en algo similar a la magia del siglo XXI.
Los cómics son una versión fantástica de nuestra actual realidad visto a través de un prisma alterado de ciencia y tecnología. Estos superhéroes que nos muestran poseen unas características que los acercan a la ciencia ficción y los alejan de la fantasía, pero también poseen otras que los alejan sin remedio de la ciencia ficción.
Quizá el resultado de todo esto no es que los cómics sean ciencia ficción o fantasía, sino el hecho de que los cómics y los superhéroes son un género diferente de ellos.
Escrito por David Olier para el blog El Rincón de Cabal.