Revista Diario

Tabúes de la Menstruación en el Hinduísmo

Publicado el 09 febrero 2013 por Historias De La India @HistoriasIndia

IndianGirlLetraUn día, cuando acababa de cumplir los once años sentí algo húmedo en la cama.  Me desperté y grité al ver que había una mancha de sangre roja donde estaba durmiendo.  Pensaba que me estaba muriendo y me asusté mucho.  Mi madre vino a consolarme y fue hasta entonces que me explicó que de ahora en adelante tendré que callar el secreto de mi “maldición”.  Mi amiga Kranti pensó que era cáncer de seguro.  Casi ninguna de las niñas sabía porque de repente tenían dolores en el abdomen.  Lloraban y estaban horrorizadas y cuando les preguntaban a sus madres, ellas decían, “Eres normal, ya estas menstruando.  Ya eres una mujer”.

A mi amiga Ajala le dijeron, “No debes cocinar alimentos porque los contaminas, ni mucho menos debes tocar o servir ‘pickles’ (encurtido indio) porque al tocarlos con tu mano se pudren”.  Había escuchado lo mismo.  Y eso no lo es todo!  Algunas otras de las reglas que con frecuencia se les imponen a las mujeres durante su menstruación tienen que ver con lo que mas consuelo me daba: los ídolos de dios.  “No debes tocar los ídolos porque los denigras..” me advertían.

“¿Los pickles? le pregunté a Ajala”…  “Así como escuchas”, me contestó cuando jugábamos en el patio de la escuela.  “Mi mamá dice que es verdad y que no debo ni entrar a la cocina”.  Su madre de verdad tenía esa creencia y la madre de ella también, y todas las madres anteriores a ellas.  “Por algo lo dicen, debe ser verdad”.

Había chicas que decían que cuando se aplicaban esmalte en las uñas durante su periodo de menstruación, se les echaba a perder.  Recuerdo una tarde que fui a jugar a la casa de Sameena y su padre no la dejó salir.  Por una semana no llegó a la escuela.  Luego me enteré que era porque estaba en su periodo y su padre la obligó a dormir apartada de la casa por el temor a que su menstruación contaminara el resto de los miembros de su casa.  Lloré por ella…

La menstruación es un proceso fisiológico a menudo impregnado de símbolos culturales y religiosos.  Para los hombres, el derramamiento de sangre sin lesión visible es un fenómeno misterioso y a veces aterrador.  Para las mujeres ha sido como una navaja de doble filo.  Con demasiada frecuencia, se ha utilizado por ideologías misóginas como evidencia para comprobar la naturaleza impía del cuerpo femenino, lo que lleva a muchas sociedades a someter a las mujeres que menstrúan a los tabúes que limitan su autonomía y destruyen su valor humano.

En las antiguas sociedades, se creía que Ishtar, la diosa de la luna de Babilonia menstruaba durante la luna llena.  El “sabattu” se observaba de día de reposo, simulando el día en que la luna no mostraba fases crecientes ni en disminución.  Durante la temporada de “sabattu” era considerado mala suerte hacer cualquier tipo de trabajo, comer alimentos cocinados, o salir de viaje.  Coincidiendo con el descanso de la luna, un día completo de “descanso” era obligatorio para la mujer.  El día en que la diosa Ishtar estaba menstruando se convirtió en el “Sabath” para los Judíos y Cristianos es decir, el día cuando el dios del Viejo Testamento descansaba de sus labores impuso la misma obligación para todos.  Resultó ser que el Sábado para los Judíos, el Domingo para los Cristianos y el Viernes para los Musulmanes es el día que se observaba religiosamente.  Desde entonces se consideraba la menstruación de la mujer como una “maldición”.  Esta actitud general sobre la menstruacíon que abarca muchas culturas, es el ejemplo mas fundamental en las sociedades patriarcales que reprimen a la mujer desde hace miles de años y que con demasiada frecuencia lamentablemente las mismas mujeres aceptan.

En el Hinduísmo no hay excepción de reglas cuando se trata de la menstruación.  Hoy en día, en la India, los tabúes siguen vigentes.  Desde antaño, en muchas regiones del sur, el primer ciclo de menstruación de una niña se celebraba públicamente: después de salir de la reclusión de su ciclo a los siete días, la mujer se bañaba, se vestía con ropa de gala como una pequeña novia y se adornaba con guirnaldas de flores.  Posteriormente, la joven hacia una representación pateando un árbol Ashoka (Saraca) el cual se considera un árbol sagrado según antiguas mitologías.  Al patear el árbol eso implicaba que el árbol es su “shakti” , es decir,  energía divina lo cual provocaba a que el árbol floreara.  En los rituales tántricos, que probablemente tienen su origen en el fólclor, la sangre menstrual era una de las ofrendas a la diosa mitológica Yakshi quien está relacionada con la fertilidad.

En las Puranas se describe el Brahmahatya, (el acto de matar a Brahmin) y la mitigación del pecado.  Parte de este pecado se considera la responsabilidad de la mujer y se considera activo durante el período menstrual.  Por lo tanto la mujer se considera culpable y la que originó el pecado.

Según el historiador N. N. Bhattacharyya, diferentes regiones de la India tienen su propia noción sobre la diosa de la menstruación.  En Punjab, se creía que la Madre Tierra (Dharti Ma’) “dormía” por una semana cada mes.  En algunas partes de la región Deccan, después del festival Navratri, el festival celebrado principalmente por mujeres durante nueve días en honor a la diosa Durga, muchos templos cerraban desde el décimo día hasta la noche de luna llena mientras la diosa descansaba y se “refrescaba” durante su menstruación.

Según Bhattarcharya, la menstruación representa la fertilidad potencial simbolizada por la sangre o el color de la sangre y es considerado sagrado.  El sindur (polvo de color rojo anaranjado semioscuro, de saturación intensa), aplicado en la apartado del cabello de la mujer casada simboliza lo sagrado de su fertilidad.  A las deidades y objetos sagrados se les aplican colores rojos como parte de los rituales de adoración.  Dentro de la cultura India, el rojo significa auspiciosidad y potencial de crecimiento.  Estas ideas antiguas y religiosas y su simbología están enlazados a la sangre de la menstruación.

Dejando a un lado los rituales religiosos, las supersticiones y tabúes que cientos de mujeres enfrentan son innumerables y la mayoría de las veces escalofriantes.  Los tabúes de menstruación causan un verdadero daño psicológico, emocional, y mental.  El tabú contra las mujeres durante el embarazo y la menstruación impuso reglas extremas lo que llevó a lograr a poner a la mujer en un nivel social más bajo que al hombre.  No sólo se consideran las mujeres “impuras” sino que se consideran un “peligro” en la sociedad de transmitir sus “impurezas” a otros.

Muchas mujeres en silencio sufren consecuencias de los tabúes, obedecen reglas religiosamente y evitan enfrentamientos considerados denigrantes para otros, sobre todo hombres.  Una gran mayoría son excluidas de participar en las actividades ordinarias.  Se les prohibe entrar a los templos o participar en rituales de adoración “pujas”  o rezos.  Se les prohibe leer libros, sembrar, cosechar, cocinar, asociarse con su esposo o caminar libremente en la aldea o el pueblo.  Algunas, se pasan los días de su periodo en una choza fuera de su casa.  En el Hinduísmo las mujeres tienen prohibido participar en la vida normal durante la menstruación y debe ser “purificada” antes de que se le permita regresar con la familia.

Ya que se les prohibe relacionarse con su esposo, esto integra el tabú del sexo durante la menstruación.  El hombre trata a la mujer con ambivalencia, y doblemente envidia su capacidad de crear y teme su poder para destruir vida.  La relación de amor- temor tiene su potencia en el mismo acto de amor es decir el sexo.  Un hombre es igualmente propenso a sentirse excitado cuando la mujer esta menstruando como en cualquier otro tiempo.  Pero la sangre de la mujer es algo supersticiosamente peligroso, mágico y aparentemente destructor.

En la privacidad de sus casas las mujeres se sienten mas seguras de sobrellevar su ciclo pero al salir de sus casas enfrentan una serie de obstáculos que tienen que ver con la falta de instalaciones limpias y privadas.  En una gran mayoría de regiones rurales no se le da importancia y por ende no existen basureros en los cuales se pueden depositar toallas femeninas.  En las escuelas, es casi imposible para que una niña asista a clases durante su menstruación ya que no hay lugar privado donde asearse y cambiarse de toalla.  Las niñas se cansan de tener que enfrentar este obstáculo por el cual otros niños las ridiculizan y sus familias las animan a quedarse en casa y casarse.

Según una encuesta, el 23% de las niñas en edad escolar abandonan sus estudios al llegar a la pubertad limitando sus oportunidades para un mejor futuro.  Su salud, educación y dignidad a menudo están en juego y el mundo también sufre:  una mujer educada es más saludable, tienen familias más pequeñas, tienen potencial de ganar mas dinero y contribuyen positivamente a la economía y desarrollo.

Pueden pasar años, incluso generaciones para cambiar un tabú.  Pero anecdóticamente, las únicas niñas que no creen en las supersticiones acerca de la menstruación son aquellas con madres mas educadas.  Así que en un futuro la mejor manera de cambiar la actitud negativa sobre la menstruación es mantener a las niñas de hoy en la escuela.  Hablar abiertamente sobre la menstruación y considerar el ciclo como dadora de vida y no como una maldición.

Escrito por Leticia Alaniz © 2013

Fuentes Bibliográficas:

The Curse: A Cultural History of Menstruation by Janice DeLaney, Mary Jane Lupton & Emily Toth. Univerisity of Illinois Press © 1988

The Indian Mother Goddess by N. N. Bhattacharyya. New Delhi © 1977

Ilustraciones:

Lorena Mena


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