Amaneció y segundos posteriores a contemplarla semi dormida comenzó sacarle las cositas de los ojos.
Luego se levantó y tropezó llevándose por delante una lámpara de pie llevando su sensualidad a la nada misma y deseando que los ojos de ella, no hayan tropezado con su cuerpo torpe.
Llegó a la cocina y puso el agua en el fuego para un Té. Puso el saquito en la taza y cuando escuchó el silbido, dejó caer el agua infernal en la taza, puso apenas un poco de miel en las dos tazas, revolvió y provocó un remolino de tonalidades hipnóticas. Lo disfrutó congelando su mirada y su cuerpo, instantes hermosos y calmos.
Llegó a la habitación, volvió a tropezarse, subió la cama casi reptando y llegó hasta ella. La encontró dormida y para despertarla le dio un beso en la nuca. Dos.
Tomaron el líquido humeante y no hablaron pero se miraron. Fueron instantes muy lindos y suaves que fueron acompañados por el sonido de la garganta acariciando el líquido.
Faltan pocos días para cumplir un año de amor.
Faltan millones de siglos para que vuelvan a existir en otras vidas, y vuelvan a buscarse y vuelvan a encontrarse.