¿Sabes? Deje de sentir celos. No sé el momento. Pero, me gusta. Me siento libre. ¡No! No deje de amarte.
Tú estás en todo lo que me rodea, pero es distinto. Ya sé que tú nunca serás mío.Te amé desde aquel momento en que compartimos ¿El qué? una conversación sobre tu vida. Ya sé que no la recuerdas, no importa, yo sí.No es tu físico ¿Será ese misticismo del que rodeas tu ser el que me atrae?Me turbas cuando tu mirada profunda me traspasa y sabes que es cierto. Luego, me ignoras, te haces el interesante. Yo me alejo y te olvido, solo lo parece, y entonces me llamas, preguntas, embaucas.No me quieres pero me necesitas. Extrañas mi sonrisa, mi mirada que busca respuestas, que nunca encuentra, en la tuya.Me distancio más y tú insistes en devolverme al redil. Si es cierto, perdida estoy, en un laberinto de sensaciones. Parece que vislumbro la luz al final del túnel, cuando de repente sin sentido, tu mano se entrelaza con la mía, y mi estómago es colonizado nuevamente por esas lindas mariposas. Después te alejas de nuevo sin más, y las tinieblas sumen de nuevo el camino de mi corazón. ¿Por qué?, no entiendo nada. Podría odiarte, pero te amo, así son las sentimientos, contradictorios, ingobernables, empiezo a creer firmemente que tú también lo eres. Suponiendo, que esto tan extraño que ocurre, no sea solo mío, sino nuestro. Si el resultado de esta extraña relación estuviera supeditada por el miedo al dolor que el corazón va acumulando decepción tras decepción. Quizás no haya soñado que tus ojos me desnudan y nuestros corazones palpitan al vernos, que nuestros estómagos se encogen con el simple roce de nuestras manos. Solo por si acaso no fue un sueño. Te amo.María José Luque Fernández.