Iván dela Nuez
Entre el atentado a las Torres Gemelas de Nueva York y el secuestro del teatro Dubrovka de Moscú, que terminó con la policía usando un gas tóxico letal, Peter Sloterdijk escribió Temblores de aire. En el libro se abordan tres señas de identidad que marcan el siglo XX: «La práctica del terrorismo, el diseño productivo y la reflexión en torno al medio ambiente». A partir de ahí, un calendario siniestro, y a la vez creativo, en el que se cruzan héroes y villanos, militares y científicos, líderes enloquecidos y premios Nobel de la ciencia.
Este largo viaje por la guerra del aire tiene una escena originaria: el ataque perpetrado por un Regimiento de Gas de la armada alemana en la batalla de Ypres (Bélgica) en 1915, donde murieron casi medio millón de personas en 25 kilómetros cuadrados. Desde entonces, la historia del bioterror se alarga hasta los actuales atentados y, de paso, hasta las confusiones de George W. Bush y sus aliados a la hora de enfrentarlos. Sobre esta contradicción abunda este libro trufado con imágenes, datos históricos y anécdotas, como la del profesor alemán Fritz Haber (1868-1934), autor de un informe sobre las Características de la lucha con gas para las tropas alemanas, que resultó premiado con el Nobel de química en 1918 pese a la ola de protestas en Inglaterra y Francia.
Enlazando con el presente, Sloterdijk recuerda que si bien el terrorismo difumina la frontera entre la violencia ejercida contra las personas y la violencia ejercida contra los objetos, es absurdo que se le enfrente desde una perspectiva ajena del todo a su lógica de actuación. Bien mirado, no es un adversario, sino un modus operandi cuyos destinos se juegan en una escala post-militar. En esa zona en la que antiguas nociones bélicas de cuerpo a cuerpo, ejército contra ejército, nación contra nación, ya no son viables.
Acaso por eso, terrorismo y antiterrorismo se funden en una misma batalla por el aire. Y acaso por eso mismo sólo se llega a saber algo sobre su guerra con un profundo conocimiento del medio ambiente. En términos «atmoterroristas», para decirlo con la definición del autor.
Por Temblores de aire desfilan en tromba científicos y filósofos, de los que Sloterdijk se sirve para levantar este mosaico concebido entre la respiración y la asfixia.
(*) Peter Slotedijk: Temblores de aire. En las fuentes del terror, Pre-Textos, 2003. Traducción de Germán Cano.
(*) Publicado (vesrión larga) en el suplemento Libros, de El Periódico de Catalunya, 2003.