The Flowers, my Lady.

Acerqué, vi y rapté planta, pensé que aún podría salvarla de la mano del hombre, curioso que lo pensara uno, no pudo salvarse de mis manos tampoco.Cada noche besaba mi mano como antaño besaba su casa.Era invisible, si, crean o no, lo era. Para mi siempre se mostró así, excepto un día en el que no das por vencida a la muerte y anhelas un atisbo de verde en el ramaje y acercas casi tanto tu faz como para besar, se ocultó tan presa del pánico, por la posibilidad de ser descubierto su escondite, que te preguntas si fueron reales las miradas mimetizadas del ser, escondido tras el fino tronco y cuyo color se mezclaba con él, pero delataron los ojos negros como noche en la que cierras ojos y no sabes si cierras o abres por ser eso, noche. Qué deleite, ahí, en su casa marchita daba de beber no a la planta sino a su habitanta, mas creo que algo de química había pues a todas las noches tenía su compañía, dejaba sus dos marcas de carmín, geométrica par perfecta como pares fueros sus penetrantes miradas.
Temeroso al ser presa, un día divorcié. Viviendo a escasos metros, sigue siendo invisible, se donde está porque ahora creó cavidad para no deslumbrar por Sol, pero si, eso, es otra historia.