[Nota: este artículo fue previamente publicado en este sitio y ahora lo republico aquí para hacer más fácil su acceso]
Existen una infinidad de metas en las que podemos poner nuestra energía y atención. Algunas son rápidas de alcanzar, nos son casi naturales; hay otras hacia las que avanzamos con consistencia; otras no las alcanzamos al quedar sumergidos en un mar de distracción o por falta de motivación; otras aun nos resulta difícil definirlas, como si hubiera una nube de confusión alrededor de ellas.
Ya sea que seamos excelentes logrando lo que nos proponemos, estemos luchando por lograrlo, o no tengamos una meta y una motivación bien definidas, es posible que sintamos un hueco en alguna parte de nuestro ser, como algo que falta y cuya ausencia es inescapable a través de lo que hacemos.
¿De dónde viene esta sensación?
Lo más probable es que venga de algo muy sencillo y esencial para nuestro crecimiento pero que, en ocasiones, se nos escapa. Simplemente, a nuestros sueños y metas les falta una cosa: autenticidad. Nos falta escucharnos con más atención para desear algo auténtica y genuinamente nuestro.
Esto puede no ser fácil, estamos inmersos en este mundo, rodeados de ruido e información, influenciados por todo aquello con lo que tenemos contacto, y entre todo esto buscamos orientarnos, darnos dirección. Y lo usual, en ese sentido, es escuchar lo que está más próximo a nosotros: los consejos de otros, lo que ‘todos’ hacen, el ‘sentido común’.
¿Y dónde quedamos nosotros?
De esta forma es que, en varias ocasiones, lo que de verdad deseamos queda cubierto por varias capas que incluyen: condicionamientos sociales, expectativas de otros, temores por no pertenecer o no ser adecuado, …
Y nosotros estamos debajo de todo esto, pretendiendo que nada pasa, que en algún tiempo, cuando seamos exitosos o tengamos suficiente dinero, podremos hacer con completa libertad lo que queremos. Retrasamos nuestra vida aun cuando sentimos ese pequeño hueco donde algo falta.
¿Qué quiero?
Es momento de hacer una pausa entre todas las labores que realizamos día con día. Es hora de preguntarnos: ¿De verdad deseo lo que digo desear? ¿Por qué deseo esta meta?
Tenemos que evaluar nuestras metas y deseos, tenemos que preguntarnos si son una verdadera expresión de nosotros mismos. Para llevar una vida plena no es suficiente conformarse y dejar que las inquietudes que llevamos adentro se apaguen con el tiempo al no poder salir. Hay que reconocer la verdad de quienes somos.
Dime, entonces, ¿quién eres? ¿Qué quieres?
La meta por excelencia
Si analizamos todas las metas que podrías escoger hasta sus últimas consecuencias y vamos a su raíz, podemos ver que todas persiguen lo mismo (o debieran): ser felices. Ésa es la meta por excelencia, aquella que abarca a todas las demás. Incluso, resulta sensato considerar que el éxito y la felicidad son una misma cosa.
Las metas que te propones pueden sonar muy bien, conformar grandes enunciados y lograr la aceptación de quienes te rodean, pero ¿te entusiasman, te hablan directamente a ti? Si en tus propósitos eres falso o artificial, si te sientes dividido hacia lo que dices querer, ésos serán los resultados que tendrás: una felicidad falsa y artificial, un éxito fragmentado.
Trabajo, relaciones, autoestima
Estos tres ámbitos son de los más importantes en nuestra vida y son la representación de nuestra relación con el mundo, con los otros, y con nosotros mismos (en ese orden). Veamos brevemente la importancia de ser auténtico (o no) en ellos:
- Trabajo.- si el trabajo que realizas no es una expresión de la persona que eres, lo encontrarás tedioso, difícil y desagradable; tu atención se irá a cualquier otra parte a la menor oportunidad; te será difícil avanzar o destacarte en él, tus resultados serán incluso tóxicos. Al contrario, si lo que haces está alineado con quien eres, sentirás alegría, descubrirás lo creativo que eres, tendrás nuevas ideas y disfrutarás el tiempo que estés inmerso en él.
- Relaciones.- ¿en qué basas tus relaciones? ¿En compartir, disfrutar y crecer; o en egoístas conveniencias? Nuestras relaciones con los demás deben basarse en compartirnos como somos, en encontrar el campo común donde podemos movernos y crear experiencias satisfactorias para ambas partes. Una relación donde no puedes decir la verdad, lo que piensas, y tienes que guardarte lo que sientes y deseas vivir para tener conforme a la otra persona, no es en manera alguna auténtica. ¿Cuáles prefieres tú?
- Autoestima.- si haces cosas que no deseas hacer, si mantienes relaciones que te reprimen en vez de expandirte, si ocultas lo más esencial de ti; es muy fácil ir poco a poco perdiendo respeto hacia ti mismo. No es súbito, ése es el peligro de aceptar situaciones donde tienes que falsearte a ti mismo, eventualmente te sentirás deprimido bajo estas obligaciones que has aceptado, mejor comprométete a buscar la mejor forma de mostrarte, sin ediciones, en el mundo.
Dar el salto
¿En dónde estás tú? Estas metas que estás siguiendo ¿son tuyas o las estás siguiendo por inercia? ¿Cuál es tu motivación para seguirlas? ¿Te evades a ti mismo persiguiendo metas ajenas?
Desear algo es desear cambiarnos, pero no podemos cambiarnos y salir de situaciones que no nos gustan, si no estamos en contacto con nosotros mismos. No hay más tiempo para desear artificialmente y conformarte a las ideas de otros de cómo se vive tu vida, sólo tú sabes lo que requieres… y tu vida está sucediendo ahora. ¿Estás dispuesto a verte y aceptarte como eres?
El hecho de que puedas concebir un deseo determinado quiere decir que estás listo para él, que es para ti, pero tienes que dar el primer paso. No te ahogues dentro de ti mismo, alcanza tu potencial. Vive lo que quieres vivir, da lo que quieres dar, recibe. Dime, un vez más, ¿qué quieres?
Sólo tú puedes responder esa pregunta y debes tomarte muy en serio la respuesta. Todas tus metas deben estar subordinadas a expresarte como eres y deben llevarte a ser más feliz, si no, no son de verdad. Si tus deseos son auténticos, te será más fácil crecer, desarrollarte y ver otros horizontes. Haz lo que te gusta.
Si hay amor y pasión en lo que buscas experimentar en la vida, la motivación y la disciplina que necesitas, y que tantas veces cuesta alcanzar, viene por sí sola. ¿Qué te inquieta, qué es importante para ti, en qué piensas todo el día?
Ésta es una claves para ser en verdad exitoso y alcanzar tus metas, para amar tu vida y ser feliz. Dejemos las apariencias, tú sabes bien lo que deseas, díselo al mundo.
¿Qué estás esperando?
¿Qué quieres?