Hoy he oído que un avión se ha estrellado en los Alpes. Apenas ha significado nada para mí. Y, sin embargo, hoy ella está triste; y eso sí que me ha parecido importante.
Lo he notado en como he apretado los dientes, también en un peso que ha surgido en mi interior, a la altura del nacimiento de la aorta. Lo he notado en las veces que la he mirado, y también en el modo en que lo he hecho.
'No somos nada' suele decirse en estos casos. Pero ella está triste, y eso es algo. Ella y tantos otros, ¡y por tantos motivos! Muchas de las tristezas que nacen hoy tardarán toda una vida en morir, otras lo harán está misma tarde, con un helado o con un mensaje, vete a saber.
La vida sigue para algunos, y con ella sus tristezas. Y, a pesar de todo, parece que no hay nada extraño ni incómodo en que un avión haya caído del cielo. A nadie le gusta, por supuesto; pero nada está fuera de lugar en esa clase de noticias.
Y la verdad es que puedo vivir con eso; pero no con el hecho de que ella esté triste.