Un conductor de altura

Zbigniew Filo, un joven de 24 años, que vive, en una aldea llamada Lubczyna, en Polonia, como hacen la mayoría de los jóvenes, se sacó el carnet de conducir y se compró un coche, un Ford Escort, hasta aquí todo, de lo más normal.
 Pero lo que no se esperaban sus vecinos, es que fuera un autentico peligro al volante y un desconsiderado, saltándose los pasos de peatones, circulando a toda velocidad, echando a los peatones a las cunetas, para no ser atropellados, haciendo adelantamientos temerarios y toda clase de tropelías, al volante, que ponía, en peligro, un día si y otro también, la vida de todo bicho viviente, así que los vecinos decidieron unirse y darle un castigo ejemplar.

Una mañana, el chico se levantó y cuando fue a recoger su coche, se encontró que se lo habían aparcado, durante la noche en lo alto de un árbol, por lo que llamó a la Policía, no fueran a multarle por aparcar mal, digo yo, y esta inició una investigación entre los vecinos, que, mira tú, ya es casualidad, ninguno sabía nada del tema, aunque alguien le sopló, anónimamente, que una grúa móvil, de un vecino, se vio circulando por la aldea, durante la noche, aunque no se sabe quien la conducía.
 Al final, la Policía, tomó medidas para bajar al coche del árbol y de paso, advertir al joven, que se modere, porque de seguir así, aparte de provocar una desgracia, a saber, lo que pasará con su coche. Él ha reconocido, que sus vecinos tienen razón y que ha aprendido la lección, pero que se han pasado tres pueblos.... Bueno, tres pueblos y los que hagan falta, porque muy “jartitos”, tiene que estar esos aldeanos, para colgarle el coche del árbol, la próxima, si la hay seguro, no se lo suben al árbol, se lo tiran encima.