Abro un ojo, aún adormilada, miro al rededor y el lugar me resulta extraño, el ruido de algo me llama la atención, es el chasquido de la madera ardiendo, en la chimenea apenas quedan brasas, y entonces recuerdo, le miro y el aún duerme, corro de puntillas hacía la ventana y retiro la cortina, respiro hondo, me relajo, me acomodo.