Después de un veranito del que no puedo quejarme, algunos ajustesen la estructura del blog y una encuesta de la que he salido con la idea de quelos cambios no están mal, vuelvo a la carga de la escritura en este interludiode tiempo en el que, como los niños en el cole, necesito todavía de un períodode adaptación con el que empezar.
A modo de recordatorio, tendré que enfrentarme de nuevo conalgunas de las cuentas más elementales, deberé darle sin duda, un repasito rápidoa las tablas de multiplicar y, como no, habrá que ponerse las pilas en aquellaardua tarea de la comprensión lectora.Parece que todo empieza a rodar aunque este curso sepresenta complicado. De momento la crisis continúa. Tendremos que sacarle puntaa los lápices “Alpino” porque hará falta mucha esperanza para darle color aldibujo. Deberemos sacar la goma de nata que hemos comprado nueva, esa que huelea chuches y con la que habrá que borrar tanta política económica de desastre,tantos números inservibles que han cambiado la vida de la gente en un país queno remonta. Si no cambian las estadísticas, a mediados de curso probablementehabrá un nuevo director y con él cambiarán el secretario, el profesor de apoyoy quizás hasta el conserje, que ya se sabe que para esto de los canjes, no haynada mejor que la cuenta nueva y esperar que cada cual, lleve como pueda elborrón que le será correspondiente en el reparto. Dudo mucho, y lo digo desde ya, que el nuevo equipodirectivo, sea el que sea al final, consiga al menos dar una mano de pintura ala fachada, aunque queden por debajo las manchas que dejaron aquellas lluviastorrenciales. Tengo la impresión de que de nuevo volveremos a montarnos en eltren de las promesas, para quedarnos con la cara larga del que escucha elralentí de los motores, cuando la fuerza y la potencia no acompañan al pitidoestridente que esgrime la locomotora.Pero yo empiezo curso como lo empezaba siempre, como oigoahora asegurar a mis hijos, con propósitos de enmienda y de mejora que luego nose cumplirán seguro, pero que indudablemente en estos días te hacen más fuerte.Empiezo con olor a libros nuevos, con plástico de forrar que protegen la ilusiónde la inclemencia y con una maleta azul donde guardar la flauta de la música bailada,el bolígrafo rojo de resaltar lo importante y el bocadillo que me recuerda alrecreo y a los amigos. Os espero como siempre para compartir la lección. Haremospandilla contra el matón de la clase y si os parece, dejaremos pasar la vidamirando por la ventana, con el sonido cadencioso de una voz lejana y el saborreconfortante de la misión cumplida. Que Catón reparta suerte.