Una madre
Hace unas semanas que terminé de leer Una madre de Alejandro Palomas, publicado por Siruela. Tal vez he tardado demasiado en ponerme a hacer la reseña, siempre me digo que debo escribir sobre cada obra una vez que termino de leerla, porque así tengo las sensaciones que me ha provocado mucho más cercanas, pero también es cierto que dejar algunas semanas entre el fin de la lectura y la elaboración de la reseña permite que el regusto que queda sea más profundo, más auténtico, el auténtico poso de la lectura. Pasando al meollo del asunto, confieso que desde un primer momento sentía expectación por esta novela. De hecho la pedí para mi cumpleaños pero salía publicada varios días después (me las pagaréis editores de Siruela), así que tuve que conformarme con volver a pedirla para el Día de la Madre y entonces sí, entonces llegó a mis manos, junto con varias felicitaciones de mis propias hijas. Creo que no podría ser más oportuno, ¿no?
La novela parte de la cena de fin de año que están preparando Amalia y su hijo Fer. Los dos estan esperando a que llegue el resto de la familia, compuesta por dos hijas más , la pareja de una de ellas y el hermano de Amalia (tío Eduardo). Seguiremos las vivencias de esta familia a lo largo de toda la Nochevieja, sus secretos, sus roces, sus risas, hasta los golpecitos por debajo de la mesa.
Aunque el narrador de la obra es Fer, es su madre, Amalia, el eje que vertebra a la familia, un personaje con varias caras, una de ellas parece una niña enloquecida y otra resulta un verdadero refugio para sus hijos. La novela se convierte en una tragicomedia. Os prometo que si leéis Una madre vais a alternar la risa con el llanto y otras veces los mezclareis porque la felicidad, la guasa y el dolor se mezclan de forma que resulta difícil distinguirlos.
Alejandro Palomas y Rulfo