Revista Diario

Una madre: alejandro palomas

Publicado el 15 julio 2014 por Anabel

UNA MADRE: ALEJANDRO PALOMAS

Una madre


Hace unas semanas que terminé  de leer Una madre de Alejandro Palomas, publicado por Siruela.  Tal vez he tardado demasiado en ponerme  a hacer la reseña, siempre me digo que debo escribir sobre  cada obra una vez que termino de leerla, porque así tengo las sensaciones que me ha provocado mucho más cercanas, pero también es cierto que dejar algunas semanas entre el fin de la lectura y la elaboración de la reseña permite que el regusto que queda sea más profundo, más auténtico, el auténtico poso de la lectura. Pasando al meollo del asunto, confieso que desde un primer momento sentía expectación por esta novela. De hecho la pedí para mi cumpleaños pero salía publicada varios días después (me las pagaréis editores de Siruela), así que tuve que conformarme con volver a pedirla para el Día de la Madre y entonces sí, entonces llegó a mis manos, junto con varias felicitaciones de mis propias hijas. Creo que no podría ser más oportuno, ¿no?
La novela parte de la cena de fin de año que están preparando Amalia y su hijo Fer. Los dos estan esperando a que llegue el resto de la familia, compuesta por dos hijas más , la pareja  de una de ellas y el hermano de Amalia (tío Eduardo).  Seguiremos las vivencias de esta familia a lo largo de toda la Nochevieja, sus secretos, sus roces, sus risas, hasta los golpecitos por debajo de la mesa. 
Aunque el narrador de la obra es Fer, es su madre, Amalia, el eje que vertebra a la familia, un personaje con varias caras, una de ellas parece una niña enloquecida y  otra resulta un verdadero refugio para sus hijos. La novela se convierte en una tragicomedia. Os prometo que si leéis Una madre vais a alternar la risa con el llanto y otras veces los mezclareis porque la felicidad, la guasa y el dolor se mezclan de forma que resulta difícil distinguirlos. 

UNA MADRE: ALEJANDRO PALOMAS

Alejandro Palomas y Rulfo

He terminado enamorada de Amalia, esa mujer de sesenta y cinco años, separada de un estafador, algo cegata (pero que ve más que muchos de nosotros), ingenua, divertida, un poco niña y muy madre.  El narrador se encarga de acercarnos certeramente al resto de personajes, de hacer que comprendamos el porqué de sus comportamientos, sus dramas, sus alegrías que van convirtiéndose poco a poco en nuestras. Conoceremos a Emma y Olga (la pareja de Emma), una trabajadora de banco, redicha y pedante que tensa los nervios de Silvia, la otra hija de Amalia, que bajo su dureza y obsesión por la limpieza y el control, esconde un enorme deseo de ser amada. También está presente el tio Eduardo, un vividor divertido, que se reinventa a sí mismo  ante su familia cada dos por tres. Las ausencias también son importantes en esta novela: Ester la abuela de esta familia,  fallecida hace tiempo con sus preguntas y respuestas. Y la otra ausencia esencial es la del exmarido de Amalia y padre de sus hijos, un estafador taimado de esos que pueblan la tierra y los juzgados. Amalia es optimismo contagioso contra viento y marea. Amalia es ganas de vivir contagiosas, es  uno de esos personajes no ceden en su empeño, ni en sus ganas de vivir. Me gustaría ser esa Amalia, serlo para quienes están a mi lado, para los que quiero. Podéis leer el primer capítulo en el número 27 de Granite and Rainbow, pero lo que viene después es mucho mejor, estáis advertidos. Si queréis emocionaros está es, sin lugar a dudas, vuestra novela

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