Revista Diario
Una muerte injusta e innecesaria
Publicado el 05 abril 2013 por MarynelaNinguna muerte es justa, pero la de esta historia, bien podía haberse evitado, ya que aunque la disculpa era el cariño de una persona a su mascota, en el momento de su muerte, ha demostrado ser egoísta, mala y egocéntrica, aunque ella pensase que era un acto de amor supremo.
Shelia Stadler, una residente en Terre Haute, Indiana (Estados Unidos), era una invidente, que desde hace cinco años, tenía un perro guía de raza Labrador, al que quería, en teoría, como si fuera un hijo y que era sus manos y sus pies, tanto lo quería que hizo un testamento, en el que decía que cuando ella muriese, si Toffe, que así se llamaba el perro, fuese enterrado con ella, en el mismo ataúd.
Hace unos días, a los 68 años, Sheila falleció y su único hijo, decidió cumplir el último deseo de su madre, llevando a Toffe a un veterinario, para sacrificarlo, a pesar de sus ganas de vivir, de su aspecto saludable y feliz, se me parte el corazón al pensar en él y su triste destino, por los caprichos egocéntricos, de su ama, por muy moribunda que estuviera .
A raíz de este suceso, la familia ha sido amenazada, insultada, por asesinar a Toffe, incluso el veterinario, ha sido amenazado con quemarle la clínica, aunque él dice, que es totalmente legal, lo que ha hecho, más de una vez, ya que aunque no es habitual, hay propietarios que quieren ser enterrados con su mascota.
Sheila, ha demostrado no querer a Toffe, ha demostrado un egoísmo total y absoluto hacia él, y ha sido mala muy mala, privándole de vivir una vida feliz, con gente de la familia, que estaba dispuesta a cuidarlo y mimarlo, o como es habitual, en los perros guías, terminar sus días correteando por los jardines de las residencias caninas, creadas para que estos animalitos, terminen sus días, como premio al trabajo realizado, con sus amos.
No sé si existe el infierno, pero si existe, espero que Sheila vaya de cabeza y Toffe corretee feliz con los ángeles entre las nubes.