Revista Literatura

Una noche, varias lágrimas, una frase.Todo quedó en silen...

Publicado el 01 mayo 2011 por Marcelacastillo

Una noche, varias lágrimas, una frase.Todo quedó en silencio y se quedó sin aliento.
Acostada sobre su cama, con los ojos abiertos, luces apagadas. Se sentó y  con los ojos llorosos miró  en el vacío de la oscuridad la imagen borrosa de Jesús estampada en un poster.Dos minutos sentada parecían una eternidad. Se levantó y decidió encender la luz. Desempolvó su caja de recuerdos escondida en lo más profundo de su corazón. En sus ojos  se podía observar un brillo sobrenatural; las lágrimas corrieron finalmente por todo su rostro hasta llegar a su sonrisa irónica.
Se volvió a sentar en su cama, tomó la almohada y la abrazó con mucha fuerza, como si fuese un ser humano que le brindaba apoyo.Sin entender qué sentía, lloró sin parar hasta que las lágrimas parecían habérsele secado. Con la mirada perdida, su rostro mojado y el corazón destrozado, decidió ponerse de rodillas y orar. Ahogada en sus propias palabras, sintió cómo una mano le tocaba el hombro, abrió los ojos asustada, se volvió a sentar. Con los ojos rojos e inflamados de tanto llorar, abrió la biblia y leyó: “-¡Tranquilícense! Soy yo, no teman.” (Mc. 6, 50)

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