Bueno...parece que el verano ha querido por fin venir a instalárseme en el alma. Tengo la sensación de que este año andaba un poco haciéndose el remolón, y a pesar de que el sol ya pica, un airecillo fresco se cuela todavía por mi ventana para recordarme que en estos tiempos que corren, ni siquiera las calores tienen el puesto de trabajo asegurado. Pero en fin, como todo en la vida es cuestión de costumbres que hacemos leyes, para mí el tiempo de la playa y el relax ha comenzado desde el momento en que mis hijos no van al instituto y andan por aquí, durmiendo la mañana y remoloneando el resto del día. A veces ellos me traen recuerdos de cómo fui, y cuando el momento me coge nostálgica, no puedo evitar sentir los destellos de flash de aquellos días de playa intensos, sin factor de protección ni sombrilla, y de esas noches de feria, aguantando de forma estoica el vestido de moda sobre la piel dolorosamente quemada por el adorado astro brillante.Tengo que reconocer que la estación ha empezado para mí de una manera agradable. Como ya sabéis los del "face", acabo de ganar el segundo premio de un certamen literario (oye, hace ilusión) y me llevo de vacaciones el nerviosismo interno de saber que la nueva novela está en marcha, que formo parte de nuevo de una editorial y de que en breve volveré a vivir de cerca la maravillosa sensación de ver una parte de mi imaginación impresa en formato de libro. Con eso voy a quedarme mientras cierro los ojos despacio sentada en la nueva silla de playa que me acabo de comprar. En esa nueva ilusión voy a pensar, mientras adoro al sol, dejando que la sal de Cádiz se haga dueña de mis poros.Espero que paséis un buen verano. Estaré por aquí de vez en cuando, por si queréis un helado de chocolate o un hielito flotando en café. Contadme, si os apetece, vuestros planes. Enseñadme, si queréis, vuestras vacaciones, vuestras rutas al corazón o vuestras conquistas veraniegas. Sabéis que me encanta sentiros cerca.