VInCENT VEGA ( alias mi tatuaje) y yo.

Y es que hoy, los dioses del Olimpo me han regalado una sorpresa para que el otoño se vista de Primavera.

Esta tarde, cuando llegaba a la cafetería ¿a quién vislumbro?

Los que llegáis nuevos (porque de los de antes ya nadie queda ya... Snifff) no sabréis ni de quien os hablo porque puse en stand bye todas las entradas que las gallinas cluecas y dependientes emocionales venían a husmear y plagiar tan inseguras y preciadas de sí mismas, que luego van de dadoras de moralina y purpurina super star.

que mira que me cuesta decírtelo pero que de tu boca sólo salen perlas engarzadas diciendo maravillas, que los ríos se desbocan por el canalillo de mi pecho y veo a las margaritas desabrochándose los botones. Ay que sí, que es Primavera contigo cada vez que me llueves, y que con tu voz, se funden todos los vinilos. Que bailar contigo nos remueve la sangre sin necesidad de adobos, aunque con un poco más de pimientito tampoco quedaría mal uno de estos mil besos que revolotean por el aire y te voy dando. Que no sé si te diré que sí, pero abrázame y bailemos, que esta noche hasta te dejaré que me pises los pies, y que me beses hasta que tú quieras.

Trabajar contigo de nuevo y un año entero. ¡Ay!

Nos vemos a la salida del metro.
Como la primera vez.
Que tú, como segundo plato, eres ya de por sí, más que un goloso postre entero.

¿Te había dicho que te quiero? Pues nada, que ahora mismo te lo digo, acércame el oído.